Con dos exposiciones y un gran concierto además de un dispositivo excepcional para recibir turistas y peregrinos, Roma se prepara para la beatificación de Juan Pablo II, a quien el alcalde de la ciudad, Gianni Alemanno, calificó de “padre” de los romanos.

Durante una conferencia de prensa conjunta con el cardenal Agostino Vallini, vicario de Roma, Alemanno calculó que el costo del evento será de 3,5 millones de euros (unos 5 millones de dólares) para cubrir tres días, del 30 de abril al 2 de mayo.

La ceremonia de beatificación, que se celebrará en la plaza de San Pedro en el Vaticano la mañana del 1 de mayo, coincide con la Fiesta del Trabajo, durante la cual las centrales sindicales organizan tradicionalmente un multitudinario concierto en la plaza de San Juan Letrán.

Alemanno elogió la decisión de la Obra Romana Peregrinaje (ORP), entidad del Vaticano, de aportar unos 400.000 euros para el evento.

Igualmente espera que los sindicatos hagan lo mismo, de manera de pesar menos sobre las finanzas de la capital.

El burgomaestre de la Ciudad Eterna, líder de la derecha post-fascista, no quiso dar estimaciones sobre el número de personas que llegarán a Roma para esa fecha.

Por su parte, la ORP calcula que unos 300.000 peregrinos asistirán a la beatificación en el Vaticano.

Una exposición, con el título “Karol, el Papa de los Pueblos”, con fotografías enormes sobre la vida del pontífice polaco, Karol Wojtyla, será instalada en la céntrica plaza de la República.

La misma muestra será realizada simultáneamente en Cracovia, Polonia, donde Juan Pablo II estudió y se escondió durante la Segunda Guerra Mundial.

Otra exhibición, con el título “En el altar de Dios”, ha sido programada en los museos del Capitolio de Roma y paralelamente en Varsovia, la capital polaca, también con fotos del llamado Papa viajero.

El 2 de mayo, en la renacentista plaza romana del Capitolio, Roma va a rendir homenaje al nuevo beato con un gran concierto durante el cual se presentarán varios testimonios, entre ellos el del cardenal polaco Stanislaw Dziwisz, ex secretario personal por más de 40 años de Wojtyla e “hijo putativo” de Juan Pablo II.

El ex rabino de Roma, Elio Toaff, quien recibió en 1986 al Papa por primera vez en una sinagoga, también contará la particular relación que establecieron.

Una estatua de 4 metros de altura, realizada por el escultor Olivero Rinaldi, y donada a la ciudad por una fundación privada, será instalada a mediados de mayo de frente a la estación central de trenes de Roma.

“Durante tres días Roma mostrará su mejor rostro. Toda la ciudad, sin excepción, lo recuerda como a un padre. Visitó 301 de las 313 parroquias romanas”, recordó Alemanno.

En total 3.000 policías, 1.200 empleados, 2.500 voluntarios vigilarán la ciudad, que ampliará sus horarios de funcionamiento y pondrá a disposición 5.046 buses para el transporte de 267.000 personas.

Un millón de botellas de agua serán distribuidas.

Le cardenal Vallini recordó la dimensión espiritual del evento, por lo que muchas iglesias de la capital permanecerán abierta la noche del 30 abril.

Los asistentes serán invitados a respetar el medio ambiente y llevar una bolsa plástica para arrojar la propia basura.

Para aquellos que no puedan asistir a la ceremonia en la plaza de San Pedro, serán instaladas pantallas gigantes en iglesias y plazas a lo largo del río Tíber.