El cambio climático aumentó la intensidad de las inundaciones en el hemisferio Norte durante la segunda mitad del siglo XX, según dos estudios publicados este miércoles en la revista científica británica Nature.

La Tierra en Wikipedia

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Estos dos estudios establecen por primera vez de forma científica una relación directa entre el cambio climático y los fenómenos climatológicos extremos. Hasta ahora, esos vínculos eran sólo teóricos.

El primero de los estudios recoge datos recopilados en Europa, Asia y América del Norte que demuestran que los picos más graves de precipitaciones de una duración de más de 24 horas aumentaron en la segunda mitad del siglo pasado.

Cuando se comparan la cantidad de episodios de este tipo en un año con las simulaciones de los modelos climáticos, la influencia humana es evidente, según Francis Zwiers, de la Universidad de Victoria, en Canadá, y co-autor del estudio.

“El cambio observado no puede explicarse por fluctuaciones naturales, internas del sistema climático”, expone. Cuando el clima se calienta, hay más agua en el aire, lo que aumenta “la capacidad de la atmósfera para retener la humedad”.

Eso significa que cuando llueve lo hace con más intensidad, aunque no necesariamente en las regiones menos lluviosas, algunas de las cuales, por el contrario, están amenazadas con episodios de sequía más intensos.

En el segundo estudio, Myles Allen (de la Universidad de Oxford) y Pardeep Hall (de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich) estudiaron las lluvias diluvianas registradas en Inglaterra en otoño del 2000.

Basándose, por un lado, en datos meteorológicos históricos detallados y, por otro, en una simulación de lo que hubiese pasado en Inglaterra en 2000 si no se hubiesen emitido gases de efecto invernadero durante la segunda mitad del siglo pasado, los investigadores realizaron miles de simulacros para llegar a la conclusión de que la emisión de estos gases multiplicó por dos el riesgo de lluvias extremas.