Al menos 31 personas murieron y 130 resultaron heridas en un atentado suicida en el aeropuerto de Moscú, que se agrega a una serie de ataques letales generalmente revindicados en los últimos años por grupos islamistas del Cáucaso.
“Por lo menos 31 personas murieron y alrededor de 130 resultaron heridas en la explosión” en el aeropuerto de Domodedovo, declaró la portavoz del ministerio Sofia Maliavina, quien añadió que 20 heridos se hallaban en estado grave.
Estos números de víctimas no son definitivos, “ya que hay mucho humo en el edificio”, declaró Maliavina al canal de televisión Rusia-24.
“El kamikaze detonó los explosivos que llevaba cuando se encontraba en medio de la muchedumbre que esperaba a los viajeros”, afirmó por su parte una fuente policial a la agencia RIA Novosti.
Una fuente allegada a la investigación afirmó a Interfax que la explosión había tenido lugar en la zona de recepción del equipaje del aeropuerto, el mayor de Rusia.
Por su parte, un vocero de los investigadores, Vladimir Markin, calificó de “atentado terrorista” la explosión.
“Según las primeras informaciones, fue un atacante suicida quien colocó el artefacto explosivo”, había dicho anteriormente una fuente de seguridad a Interfax.
“Hay muchos heridos y el humo ha invadido la zona”, indicó un testigo a la agencia ITAR-TASS.
Se veía “gente quemada corriendo” otros “llevando cuerpos destrozados en camillas”, dijo uno de ellos, Andrei, quien se hallaba cerca del mostrador de informaciones del aeropuerto.
“Lo que pasó es horrible. Están sacando a decenas de personas en camillas y carritos”, declaró a la radio City FM.
“Hay gente en camillas, a algunos de ellos se los llevan. Hay heridos, gente cubierta de sangre”, relató una pasajera, Nadezhda, a la radio.
“No se sabe quién está vivo ni quién está muerto (…) En este país no se nos protege”, afirmó otro testigo, Alexei, a la misma emisora.
El presidente ruso Dimitri Medvedev ordenó un “régimen de seguridad especial” en estaciones de tren y aeropuertos rusos, tras el atentado.
Además, el mandatario aplazó su viaje al Foro Económico Mundial que se reúne esta semana en Davos (Suiza), en momentos en que la OTAN, “conmocionada” expresaba su “solidaridad” con Moscú.
Domodedovo es el aeropuerto ruso por el que pasa la mayor cantidad de pasajeros. Poco antes del atentado habían aterrizado aviones provenientes de El Cairo, Tokio, Dusseldorf (Alemania) y Londres.
En marzo pasado, atentados suicidas en dos estaciones de metro de Moscú reivindicados por rebeldes islamistas que luchan contra las fuerzas de Moscú en las repúblicas rusas del Cáucaso (Chechenia, Ingusetia o Daguestán) causaron la muerte de 40 personas.
Moscú está combatiendo a insurgentes musulmanes en el Cáucaso, donde ya tuvieron lugar dos guerras contra independentistas chechenos.
La segunda intervención militar rusa en Chechenia hace 12 años terminó con la guerra en esa pequeña república separatista, pero la rebelión se extendió en todo el Cáucaso ruso y desestabilizó a la región.
En 1999, el entonces presidente Vladimir Putin había enviado tropas a Chechenia luego de un ataque de los rebeldes para vencer de una vez por todas a los separatistas.
Pero 12 años después, y a pesar de la imposición de un poder pro-ruso en Grozny, la rebelión abraza ahora la causa del islam radical y está llevando su lucha a toda la región del Cáucaso.
Analistas estiman que la pobreza y la corrupción crean un terreno fértil para las acciones armadas y permiten a grupos islamistas reclutar con mayor facilidad a los jóvenes de la región.
Por su parte, los defensores de los derechos humanos denuncian regularmente la arbitrariedad y la brutalidad de las fuerzas especiales rusas, acusándolas de actuar tanto contra los civiles como contra los rebeldes.