Las fuertes nevadas que caían desde la madrugada del lunes en Europa afectaban principalmente el tráfico aéreo, obligando sobre todo a miles de pasajeros a pasar la noche en los aeropuertos de París, Londres y Francfort cuando faltan 4 días para la Navidad.

La Dirección General de la Aviación Civil, DGAC, pidió el lunes a las compañías aéreas que anulen el 30% de sus vuelos en Roissy – Charles de Gaulle, uno de los principales aeropuertos de Europa hasta las 18.00 horas locales, 11 horas de Chile, y en Orly todo el día, debido a las fuertes nevadas.

“El tráfico aéreo en los aeropuertos de la región parisina está muy perturbado”, indicó la DGAC en un comunicado.

Unas 3.000 personas debieron pasar la noche del domingo en las terminales de Roissy-Charles de Gaulle debido a la anulación de vuelos.

El lunes, cientos de ellas hacían cola para poder colocarse en otro vuelo, en algunos casos en medio del caos y quejándose por la falta de información de las compañías aéreas.

Las nevadas del domingo ya habían provocado anulaciones y retrasos en esos dos aeropuertos parisinos.

La circulación de camiones en la región parisina, prohibida el lunes en la madrugada, fue autorizada a partir de las 15.00 locales, según las autoridades viales.

La circulación de autobuses en la región, interrumpida al comienzo de la mañana, se reanudaba progresivamente, indicó un portavoz de la RATP, empresa estatal de transporte urbano.

Los trenes de cercanías y los subterráneos funcionaban normalmente pero los trenes de larga distancia -en particular el Eurostar a Londres y los Thalys a Bélgica, Holanda y Alemania, tenían retrasos de hasta una hora debido a las condiciones meteorológicas, anunció la SNCF, empresa estatal de trenes.

El domingo varios trenes Eurostar fueron anulados.

Por tercer día consecutivo, el tráfico aéreo en el Reino Unido seguía siendo caótico, pese a la reapertura de una de las dos pistas de Heathrow, el aeropuerto de mayor tráfico en Europa, en el que se registraban numerosas cancelaciones e importantes retrasos.

Cientos de pasajeros que esperaban poder comenzar sus vacaciones navideñas tuvieron que pasar la noche, algunos por segunda vez, en las terminales áereas a causa de la anulación de sus vuelos el domingo, día en que el Reino Unido registró la más baja temperatura invernal en el último siglo (19 grados bajo cero en Chesham, norte de Londres).

El aeropuerto de Heathrow advirtió en su página de internet que sólo “operará un programa limitado de llegadas y salidas durante el día” y que espera “más cancelaciones y retrasos en los próximos días”.

Del total de mil 300 vuelos previstos para el fin de semana sólo pudieron despegar o aterrizar unos veinte.

El otro gran aeropuerto londinense, Gatwick, también empezaba a recuperar lentamente la normalidad, al igual que el de London City.

El máximo responsable de la empresa que gestiona el aeropuerto, la filial del grupo Ferrovial BAA, pidió públicamente disculpas el lunes por haber “trastornado los planes navideños de tantos miles de personas”. “Lo lamento profundamente”, agregó Colin Matthews, en una entrevista con la radio BBC.

Las dificultades registradas en Heathrow repercutieron en otros aeropuertos europeos como Amsterdam, Estocolmo o Francfort. En este último se anularon 300 vuelos la mañana del lunes, aún si las pistas seguían abiertas.

El ministro alemán de Transportes, Peter Ramsauer, pidió a los Estados federales que autoricen vuelos nocturnos para absorber a los pasajeros de vuelos cancelados.

“Es necesario que los pasajeros, en esta semana de Navidad, puedan reunirse con sus familias lo antes posible”, sostuvo el ministro al diario Bild.

Para aplacar los ánimos en el aeropuerto de Francfort, donde cientos de pasajeros pasaron la noche tras la anulación, el domingo, de más de mil 300 vuelos previstos, las autoridades contrataron a “cuatro payasos”, indicó una portavoz.

La situación parecía complicarse en Bruselas luego de que las autoridades aeroportuarias anunciaran la interrupción de vuelos hasta el miércoles por la mañana, y no por abundancia de nieve sino por falta de líquido para descongelar los aviones.