¿Te ha pasado que no puedes dejar de comer un alimento, pese a que sabes que te hace mal? Y es que al igual que las drogas, existen bocadillos que producen adicción, según comprobó un equipo de expertos de la Universidad de Texas en Estados Unidos.

Foto: Decocasa

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De acuerdo al estudio que será publicado en la revista The Journal of Neuroscience y que fue recogido por diario El Mundo, los alimentos ricos en azúcares y grasas como las hamburguesas, los helados y la comida chatarra en general son los que provocan este efecto en las personas.

Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigadores liderado por Eric Stice, del Departamento de Psicología de la U. de Texas, analizó a 26 mujeres con sobrepeso durante 6 meses. En este periodo se les ofreció 2 clases de batidos, unos de rico sabor pero calóricos y otros insípidos e hipocalóricos.

Luego de practicar una resonancia magnética a las voluntarias, se descubrió que aquellas que ingieron la bebida con más calorías, tenían menos activada la zona asociada a las comidas palatables o agradables al paladar.

Aunque esto parezca insólito, tiene lógica, pues “se trata de un mecanismo muy similar al de las drogas” según explica el jefe de grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, Francisco Pérez Jiménez.

“La hipótesis es que el ser humano, cuando come, recibe una compensación, ya que los alimentos le causan placer”, manifestó el endocrinólogo y añadió que “las personas a las que el alimento les produce menos satisfacción suelen coger más peso porque tienden a consumir más para conseguir esa gratificación”.

Sin embargo, los especialistas establecen que la adicción a la drogas y a ciertas comidas no es igual. “Hay muchos puntos en común, pero también algunas diferencias” expresó Rafael Maldonado, académico de Farmacología de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

Con respecto a las semejanzas, “se puede llegar a la pérdida completa del control tanto en la búsqueda de comida basura como de drogas” señala el experto. Además, los consumidores de chatarra compulsivos pueden llegar a sufrir recaídas luego de haber moderado su consumo de calorías.

Asimismo, los efectos en el cerebro son parecidos. Pues ambos estímulos tienen efectos sobre neurotransmisores como la dopamina.

En relación a las diferencias, la primera (claro está) radica en la naturaleza de la sustancia. “La comida es necesaria para la supervivencia; la droga, no”. Por otro lado, el patrón de consumo es muy distinto. De los pocos sujetos que consumen drogas, la mayoría se vuelve adicto, mientras que todo el mundo está expuesto a abusar de la comida, pero son muy pocos los que sufren un descontrol de ese deseo.