Una pintura de 1860 se ha viralizado en las últimas horas debido a un pequeño detalle que durante el último tiempo había pasado desapercibido.
Se trata del cuadro llamado ‘La esperada’, original del pintor austriaco Ferdinand Georg Waldmuller, en el que se ve a una joven caminando por un sendero mientras un hombre la espera con una rosa sin que ella se haya percatado.
A simple vista parece una obra común y corriente, salvo por una cosa: la protagonista tiene en sus manos un objeto que cualquier persona de hoy en día podría relacionar con un smartphone.
Tal como recoge el sitio de actualidad Motherboard, quien se dio cuenta de esto fue Peter Russell, un ex funcionario británico que se encontraba observando la pintura en el Museo de Múnich (Baviera, Alemania).
Si bien es evidente que no se trata de un teléfono móvil, Russell afirmó que lo que más le llamó la atención fue cómo un “cambio tecnológico ha cambiado la interpretación de una pintura y, de algún modo, ha influido en todo su contexto”.
Y aunque pareciera que estuviera chateando con algún contacto, leyendo un correo o hasta jugando Pokémon Go, lo que la protagonista realmente sostiene entre sus manos es un pequeño libro de oraciones, mientras camina hacia la iglesia, según confirmó el CEO de una agencia de arte austriaca, Gerald Weinpolter.
“El gran cambio es que en 1850 o 1860 cualquier persona habría identificado que el objeto de la chica era un himnario o un libro de rezos”, agregó Russell.
No es el primer caso de este tipo…
El ejemplo de la pintura ‘La Esperada’ nos recuerda al caso del mural “Míster Pynchon y el asentamiento de Springfield” de 1937, el que se viralizó en agosto pasado luego que el editor del sitio VICE, Brian Anderson, advirtiera un curioso detalle.
Esto ya que uno de los aborígenes que aparece en la pieza, cuya autoría es del pintor abstracto italiano Umberto Romano, sostiene en su mano un objeto que luce tal como los smartphones actuales.
Lamentablemente nunca se podrá saber qué es lo que tiene el personaje en su mano con total certeza, ya que Romano falleció en 1982.
No obstante, el historiador Daniel Crown sostuvo al diario británico The Sun que lo más probable es que se trate de un espejo.
