El presidente estadounidense, Donald Trump, anunciará este martes a las 15:00 so abandona el acuerdo nuclear de Irán. Pero, antes de tomar su decisión al respecto tiene a su disposición una batería de opciones más o menos drásticas, de las que depende el destino del pacto de 2015.

El mandatario se negó en octubre a “certificar” que el “plan de acción” firmado entre Irán y las principales potencias del mundo (Estados Unidos, China, Rusia, Francia, Reino Unido, Alemania) era coherente con los intereses de seguridad nacional, aunque los inspectores internacionales creen que Teherán está respetando sus compromisos, dirigidos a evitar que consiga una bomba atómica.

Pero esta “no certificación” se ha mantenido simbólica, por lo que su decisión puede tener implicaciones más concretas.

Las opciones de Trump

A cambio de los compromisos asumidos por Teherán, Washington suspendió sus sanciones relacionadas con el programa nuclear iraní. Pero la ley estadounidense requiere que el presidente se pronuncie sobre la renovación de esta suspensión cada 120 o 180 días, según el tipo de medidas punitivas.

El sábado se vence la suspensión de algunas sanciones, dirigidas contra el Banco Central iraní y los ingresos petroleros de Teherán. El levantamiento del grueso de las sanciones permanece no obstante vigente hasta mediados de julio, lo que le da a Trump varias posibilidades.

-Confirmar el levantamiento de las sanciones:

Esta es la hipótesis menos probable, ya que Trump parece tener intenciones de mantenerse firme. Pero si quisiera dar una oportunidad a la iniciativa francesa de un “nuevo acuerdo” con Irán, podría posponer el ultimátum, al menos hasta ese otro plazo de mediados de julio.

-Restaurar todas las sanciones:

Trump también puede restablecer todas las sanciones levantadas en el marco del acuerdo de 2015. Incluso agregar nuevas. Sería una forma de “destrozar” el texto, probablemente empujando a Irán a considerarse desligado de sus compromisos.

-Los caminos del medio:

Trump puede jugar con la complejidad de la legislación estadounidense para aumentar la presión sobre Irán y los europeos, y al mismo tiempo tratar de evitar la muerte súbita del acuerdo. Para algunos observadores, esta es la opción favorita, aunque es difícil saber dónde colocará el cursor.

Puede, por ejemplo, restablecer solo una parte, más o menos importante, de las sanciones, mientras amenaza con volver a imponer el resto si no se avanza en el endurecimiento del texto. Puede también, mediante subterfugios legales, restablecer las sanciones al cambiar su aplicación. O imponer otras sanciones, oficialmente separadas de las relacionadas con el programa nuclear, aunque Teherán podría verlo como una violación del acuerdo.

“El presidente puede concluir que un gran embrollo es su mejor opción. La incertidumbre sobre lo que hará Estados Unidos inhibe seriamente la inversión extranjera en Irán, lo que parece ser un objetivo del gobierno”, estimó Jon Alterman, director del Programa de Oriente Medio del Centro de Washington para Estudios Estratégicos e Internacionales.

“El impacto de la decisión del 12 de mayo estará menos determinado por la ley que por la creatividad. La pregunta es: ¿Cuál es la estrategia detrás de la decisión?”, señaló por su parte Ben Behnam Taleblu, de la Fundación para la Defensa de las Democracias.

Las consecuencias

-Los europeos:

Los europeos dijeron que permanecerán en el acuerdo incluso con la ausencia de los estadounidenses. Pero los diplomáticos están preocupados por lo que harán las empresas del Viejo Continente: si, asustadas por la incertidumbre y la amenaza de las sanciones estadounidenses, deciden abandonar Irán o congelar sus inversiones, esto podría endurecer la reacción iraní.

Los expertos también están analizando una decisión que a primera vista es técnica pero está potencialmente cargada de consecuencias: ¿Trump también restablecerá las disposiciones que castigan a las empresas europeas o asiáticas que hacen negocios con entidades iraníes? También de esto depende la reacción de los europeos y, al final, de los iraníes.

-Irán:

Los líderes iraníes han emitido señales contradictorias, entre el apego al texto incluso en ausencia de Estados Unidos y la amenaza de un relanzamiento “acelerado” del programa nuclear. El tono se ha endurecido en las últimas semanas, llegando a la promesa de una retirada iraní en caso de que Estados Unidos se vaya.

Si el acuerdo de 2015 se rompe, los inspectores internacionales ya no tendrán el mismo poder de verificación.

-El mecanismo de resolución:

El acuerdo prevé un “mecanismo de resolución de disputas”. Si Irán lo sigue, indicaría su voluntad de no cerrar la puerta de inmediato.

La comisión de seguimiento del acuerdo, que incluye a todos los signatarios, examinaría la crisis, posiblemente a nivel de cancilleres, y luego, a falta de solución, se pasaría a un comité de tres árbitros. Esto daría lugar a casi dos meses de negociaciones antes de que Irán decida, eventualmente, juzgar sus compromisos como caducos.