Ya son 17 años los que lleva funcionando Human Library (Biblioteca Humana), un proyecto que nació en Copenhague con el objetivo de fomentar la tradición oral y la experiencia adulta como alternativas a las bibliotecas tradicionales. Aquí, los lectores no encuentran libros: reciben a cambio personas dispuestas a entregar su conocimiento sobre determinada materia o disciplina.

Tal como detalla la organización en su manifiesto, “no hay sólo una buena razón” para haber fundado este proyecto, que “ayuda a construir la comprensión de la diversidad proporcionando un marco para conversaciones reales sobre asuntos importantes. Conversaciones abiertas y honestas que puedan conducir a una mayor aceptación, tolerancia y cohesión social en la comunidad“.

Entre los principios de las bibliotecas humanas, destaca el afán por derribar “estereotipos y prejuicios a través de una conversación no conflictiva y amistosa“, y al mismo tiempo “dar voz a los grupos de la comunidad que son estigmatizados“. Las palabras son de Ronni Abergel, creador del concepto y de la ONG que lo impulsa. Una organización que fue fundada bajo esta pregunta: “¿Cómo vamos a entendernos, si no tenemos la oportunidad de hablar unos con otros?

Una jornada de Human Library | lapiedradesisifo.com
Una jornada de Human Library | lapiedradesisifo.com

El origen

Pero volvamos al inicio, a Copenhague, a la primera vez en que se habló del concepto: en el marco del Roskilde Festival, un masivo y popular evento musical y cultural. Allí, Ronni Abergel junto a su hermano Dany además de Asma Mouna y Christoffer Erichsen organizaron la primera jornada de “libros humanos”. En total, fueron ocho horas durante cuatro días de festival, con más de 50 títulos (personas) diferentes.

La iniciativa esconde un elemento trágico: en 1993 un amigo en común de los organizadores fue apuñalado en Dinamarca. El hecho los concientizó a tal punto que decidieron fundar Stop The Violence, una ONG enfocada en el trabajo con jóvenes para sensibilizarlos en la no violencia. Las jornadas fueron un éxito. Y pronto, ya contaban con una red de 30.000 miembros en todo el país.

Leif Skov, director de Roskilde, los invitó a participar. La idea original era montar jornadas de lectura en el festival, pero por las dimensiones del mismo, la tarea se volvió imposible. Y lo vieron: “al policía sentado hablando con el escritor de graffiti. El político en una discusión con una activista juvenil, y al aficionado al fútbol en una conversación profunda con una feminista”. Estaban frente a la primera Biblioteca Humana.

Desarrollo

Desde entonces, Ronni Abergel comenzó a desarrollar la idea. Fundó la ONG y movió el proyecto por Europa. Con la iniciativa, han participado del Consejo Nórdico de Ministros y el Consejo de Europa. Luego viajó por países del continente capacitando a nuevos bibliotecarios, y exponiendo los principios de la idea. Hasta el día de hoy, las Bibliotecas Humanas se han presentado en 70 países, la mayoría en alianza con organizaciones locales.

Mapa de las Bibliotecas Humanas en el mundo | HumanLibrary.org
Mapa de las Bibliotecas Humanas en el mundo | HumanLibrary.org

Una de las ventajas del proyecto tiene relación con sus costos: no es caro en ninguna etapa. Se puede organizar en espacios grandes o pequeños. Lo único que se necesita, tal como consta en su web, es “tiempo”. “El mayor recurso necesario para facilitar una Biblioteca Humana es el tiempo y las manos ociosas para realizar las tareas. Y debido a esta gran calidad ha sido posible organizar eventos en una amplia gama de países y con muy poca financiación“.

Human Library ha tenido éxito constante en Rumania, Islandia, Finlandia, Noruega, Italia, Holanda, Eslovenia, Bélgica, Portugal y Australia, donde la institución ya goza de experiencia. ¿Imaginas la iniciativa en Chile, con machis o científicos reemplazando a libros y anaqueles? En el papel, pocas barreras lo impiden.