La radio pública búlgara, obligada a prescindir de los grandes éxitos actuales y programar su parrilla con música sin derechos de autor por un pleito judicial, vive un repunte inesperado de su número de oyentes, encantados de poder escuchar clásicos y viejos temas de jazz ya olvidados.

Glenn Miller, las Andrews Sisters, pero también Vivaldi o antiguas canciones folclóricas locales… Desde principios de enero, la programación de la radio pública BNR se ha ganado de forma involuntaria el sello “vintage“.

Debido a un litigio con la sociedad Musicautor, la radio estatal solo puede difundir música cuyos compositores lleven muertos al menos 70 años y cuyas obras estén libres de derechos.

El supuesto castigo se ha convertido en un regalos para miles de oyentes, saturados por el exceso de música pop actual en todas las emisoras: en enero, la audiencia ha crecido un 20% respecto a la media del cuatrimestre anterior, según la medición mensual del instituto Ipsos.

En lugar de penalizarnos, el cambio ha aumentado nuestra audiencia“, declaró a la AFP la portavoz de BNR, Nikoleta Elenkova.

La nueva política musical obviamente hace las delicias de la franja de oyentes de mayor edad, en un país envejecido del que un tercio de sus habitantes son jubilados.

Pero también seduce a generaciones más jóvenes, como Galina Savcheva, una esteticista en la cincuentena que escucha la radio mientras trabaja en su salón en Sofía.

La música de antes, con mucho pop búlgaro y extranjero, me aburría“, afirma. “Ahora voy a BNR para (escuchar) a Mozart, Vivaldi e incluso foxtrot que me recuerda a mi abuela”.

Las redes sociales también han celebrado el cambio y se han llenado de mensajes de ánimo: “sed diferentes y vuestra audiencia seguirá aumentando“, escribía una internauta.

El conflicto con Musicautor también ha sido aprovechado por jóvenes compositores actuales pero desconocidos. “Esos jóvenes músicos nos ceden sus derechos gratuitamente para darse a conocer” y se benefician de una difusión nacional inesperada, subraya Elenkova.