Chile está en el 6° lugar mundial en obesidad infantil y 1° lugar en América Latina. Un reciente estudio del INTA advierte que en Chile el 70% de los niños va a ser obeso en corto plazo –esto es un aumento de 20% de la cifra actual– si el país no trabaja en la prevención de esta enfermedad.

Claudia Arancibia Cid, académica de Educación Física de la Universidad Andrés Bello (UNAB), entrega una serie de recomendaciones para que los niños realicen actividad y ejercicio físico como hábito de vida saludable y detener el avance de la obesidad en la población infantil.

1. Incorporar ejercicio físico en su rutina

Es posible comenzar con aumentar los niveles de actividad física –movimientos del cuerpo que hacen trabajar los músculos y requieren más energía que estar en reposo– como utilizar las escaleras en vez del ascensor, usar menos el vehículo como medio de transporte y caminar más, correr y fomentar el uso de la bicicleta, patines y skate. Pasar más tiempo jugando al aire libre en el patio o la plaza y menos frente al computador, televisor, tablet o celular.

Las recomendaciones internacionales de ejercicio físico para los niños es una hora diaria con intensidad moderada a alta y que consisten en movimientos repetitivos en intensidad y frecuencia para mejorar o mantener su condición física.

Para comenzar se recomienda hacerlo de forma progresiva, dos veces a la semana, 40 minutos cada una, por un mes. Luego puede ir aumentando a 1 hora, tres veces a la semana, hasta llegar a hacer ejercicio todos los días.
Es importante que las actividades sean del agrado de los niños. Hoy, por ejemplo, están de moda los “deportes californianos”, que enfatizan la práctica deportiva ecológica al aire libre. Además, en varias comunas del país, los fines de semana cierran algunas calles para practicar deporte. Para los niños puede ser entretenido ocupar estos espacios que suelen ser ocupados por vehículos.

2. ¿A qué edad comenzar?

Desde el nacimiento, idealmente. Y ojalá en contacto con la naturaleza, lo cual tiene beneficios físico y mentales para los niños.

Incluso durante la gestación del niño es importante que la madre haga actividad física: además de que mejora la condición cardiovascular y muscular, corrige su postura y evita el aumento excesivo de peso, contribuye a la capacidad de oxigenación de la placenta.

3. ¿Qué tipo de actividad hacer?

El juego cumple una función importantísima en el desarrollo integral del niño: le permite explorar, compartir e interactuar con otros niños, animales y cosas, lo que enriquece su mundo y sus cualidades físicas, cognitivas, afectivas y sociales.

Ojo! La actividad debe ser seleccionada según su etapa de desarrollo.

En niños de 0 a 6 años deben considerarse:

a) Actividades que involucren cambios de posición y desplazamientos, trabajo en el agua, manipulación de diferentes objetos en tamaño, formas, colores y texturas, estimularlos con música y hacer que siga sonidos. Esto fortalece su desarrollo sensorio motriz: genera estado emocional positivo, desarrolla motricidad fina, comprende el habla del adulto y reacciona positivamente ante estímulos sonoros musicales, entre otros.

b) Colocar al niño sobre un balón suizo (de pilates) y desplazarlo de un lado a otro suavemente, cambiarlo de posición de espaldas a “de guatita” (decúbito ventral) y en general realizar todo movimiento que involucre un balaceo del cuerpo, también rebotes y saltos en diferentes superficies. Esto estimula su sistema vestibular, que regula el sentido del movimiento y equilibrio, permite situar nuestro cuerpo en el espacio, hacer desplazamientos y reconocer nuestro entorno y propioceptivo.

c) Moverse al ritmo de una música, pasar por obstáculos y desplazarse sobre diferentes superficies, como esponjas, tierra y pasto, con desniveles. Esto ayuda al desarrollo de la propiocepción, sentido que nos indica cuál es la orientación espacial de nuestro cuerpo o parte de él en el espacio, ayuda a sincronizar movimientos y velocidad de realización y la fuerza ejercida por nuestros músculos.

De 6 a 9 años, los niños comienzan a desarrollar tareas en las cuales perfeccionan sus patrones motores o habilidades motrices básicas. Por eso ya pueden incorporarse a la práctica sistemática de algún deporte e, idealmente, participar en un polideportivo para aumentar su bagaje motriz y luego seleccionar el deporte que más le guste.

4. Elegir un deporte

Los deportes son importante en el desarrollo del niño pues ayudan a la socialización, formación de valores, aprender a respetar a los demás y las reglas y fortalece la personalidad, autoestima y tolerancia a la frustración.

5. Entender la importancia del ejercicio

Casi el 89% de nuestra población es sedentaria y esto se transmite a los hijos. Si un padre en su tiempo libre se sienta a ver televisión y a comer, el hijo seguirá su ejemplo. Es importante que los padres entendamos que un niño que no se mueve es un potencial adulto enfermo.

Los niños están en un proceso de crecimiento y desarrollo, por tanto, requieren una estimulación constante y adecuada según su edad y una buena alimentación, para que realicen estos procesos de forma óptima y utilicen todo su potencial.

El ejercicio físico favorecerá una óptima movilidad articular y un desarrollo muscular adecuado. El sistema muscular tendrá un desarrollo armónico acorde a su edad y un aumento en el número de mitocondrias, unidad celular encargada de producir energía.

El sistema nervioso se verá favorecido con una plasticidad neuronal que traerá consigo un aumento en las conexiones neuronales, favoreciendo la sinapsis, mejorando la capacidad cognitiva, de respuesta, concentración, autoestima y reduciendo el estrés. Además aumenta la masa muscular, lo que permite elevar el gasto energético y así, mayor facilidad de eliminar las calorías extras y disminuir la grasa corporal. Y el sistema cardiorrespiratorio también se verá beneficiado pues será más eficiente, el corazón realizará menos esfuerzo para llevar la sangre a todo el cuerpo y eliminar los desechos.

Todo lo anterior permitirá tener niños más felices y sanos.

6. Cuidar la alimentación

El cuerpo requiere energía, que está en los alimentos, para realizar las actividades diarias. La comida “extra” que consumimos y no utilizamos la almacenamos en forma de grasa, para períodos de escases que casi nadie tiene en la población actual.

Por eso debemos cuidar nuestra alimentación y mantenernos activos, no consumir más de lo que necesitamos, privilegiar la alimentación sana y evitar alimentos procesados, comida “chatarra” que es rica en sodio y grasas saturadas y los dulces y pasteles que contiene mucha azúcar y grasa.

Importante! Evitar comer a deshora y nunca premiar al niño con alimentos: “Te portaste bien, te ganas un chocolate”, o “te sacaste un 7 en la prueba, te llevo a comer una hamburguesas”, porque se crea una dependencia al premio que no es saludable. Un mejor premio es llevarlo a jugar a la plaza, lo que le hará bien a él y a ti.

7. ¿Cómo aprovechar verano/vacaciones?

El verano es ideal para incentivar la actividad física en los niños, porque el clima es favorable, hay menores índices de contaminación, se oscurece más tarde y hay más tiempo libre para hacer deporte. Panoramas entretenidos pueden ser subir un cerro, andar en bicicleta, salir de excursión o acampar, entre otras. Ojo! Se aconseja no realizar ejercicio en las horas peak de calor. En este período también es importante contar con una buena hidratación (tomar agua) y usar siempre protector solar.

8. Hacer actividades en familia

Es importante que la familia incentive al niño a moverse, ideal llevándolo a jugar a la plaza y reduciendo el tiempo que pasa frente a la televisión, el computador o videojuegos.

El apoyo de los padres es fundamental, no la presión, ya que los niños deben disfrutar de la actividad y sentirse apoyados y contenidos.

Ver a los padres realizar actividades con ellos es muy motivador para los niños. Estos momentos, además, aumentan la confianza y los lazos familiares y evita que los niños busquen apoyo en otras personas que pueden ser mala influencia para ellos.