Chilevisión tiene por estos días al aire su tercera temporada de Manos al Fuego, el programa que pone a prueba la fidelidad de las parejas a través de una serie de test grabados mediante cámaras escondidas.

A lo largo de sus casi dos años al aire, el programa sigue gozando de alta sintonía, con capítulos que siempre generan algo de qué hablar al otro día. Pero en su primera temporada, uno de sus capítulos marcó hasta estos días a uno de sus protagonistas.

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Se trata de Rocío Espinoza, la chica que fue puesta a prueba por los amigos de su entonces pololo, quienes vieron cómo se entregó de a poco a la seducción de un actor quien la hizo bailar bachata, hacer un Titanic y luego conseguir de ella un beso.

CHV

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En el capítulo, emitido en noviembre de 2013, Rocío estudiaba Kinesiología en la Universidad de Chile y producto de lo visto en pantalla, sufrió el bullying de las redes sociales, quienes hasta el día de hoy la recuerdan cuando se comenta del programa.

La joven ha comentado al diario Las Últimas Noticias su nueva vida, que la tiene lejos de la capital y estudiando una nueva carrera, además de un pololo que llegó tras un extenso periodo de soltería producto del programa.

En la actualidad, Rocío –de 23 años– vive en Valparaíso, donde estudia Ingeniería Comercial en la Universidad Técnica Federico Santa María, además de trabajar en un pub los fines de semana. Está emparejada con un chico de 26 años, quien estudia Ingeniería en Construcción.

Rocío en la actualidad | @rocio_espinozaf / Instagram

Rocío en la actualidad | @rocio_espinozaf / Instagram

“Estuve harto tiempo soltera. La persona que estuviera conmigo tenía que aceptar todo el tema (del programa). Eso es difícil porque los comentarios van y vienen, hay gente que se queda con la percepción del programa, mi pololo tiene familia y amigos, entonces es incómodo. No es menor estar con alguien que tiene una fama que no es buena”, reconoció.

En la misma línea, relató que su actual pareja la vio en el programa, pero conversando y aclarando la situación las cosa se fueron dando para bien. “Yo no soy la madre Teresa, pero tampoco soy tan loca. En la vida soy muy piola”.

Si bien en el pub donde trabaja ha sentido las miradas de las personas, asegura que jamás ha sido atacada, cosa que es distinta en Internet. “En redes sociales tiene otro comportamiento, pero es difícil que te digan lo mismo a la cara”, agrega.

Asimismo, recuerda que desde el día del programa, su Facebook –con cerca de 15 mil seguidores– ha sido objeto de mensajes de todo tipo. “Me trataban de fácil, y hasta hoy me llegan mensajes. Muchos hombres habían engañado a sus pololas en el programa y habían pasado piola. Cuando una mujer lo hizo fue como ‘ohhhh!’”, cataloga.

A dos años del programa, Rocío espera confiada que en un par de año todo se olvide, puesto que es algo que le conviene en su búsqueda laboral “A la gente se le olvidan las cosas. El tiempo pasa”, concluye.