Al inicio del Te Deum Ecuménico de Acción de Gracias en la Catedral Metropolitana el Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, pidió a Dios a que “nos ayude a superar toda discriminación, para que se afiancen en la sociedad humana, la igualdad y la justicia”.

“Así alcancemos el bienestar verdadero en un ambiente de fraternidad y de paz”, dijo Ezzati, pasadas las 11:00 horas de este miércoles.

Además llamó a impulsar un pacto social entre el Estado y la sociedad civil para erradicar la pobreza, ayudar a los marginados, tales como los adultos mayores y las personas con discapacidades.

El arzobispo dijo que “enfrentamos una crisis cultural y espiritual, sin duda de otras dimensiones, atizada por un individualismo de personas y de grupo que no nos puede dejar indiferentes a la hora de asumir un futuro donde todos tengan un lugar, el lugar que les corresponde, es lo que hace un tiempo dijimos con el lema, ‘Chile una mesa para todos’”.

“En la tradición cristiana -dijo Ezzati- emerge con belleza y contundencia, la sabiduría del sermón de la montaña y en especial las bienaventuranzas que se acaban de proclamar. En ellas los protagonistas no son los poderosos ni los ricos, ni los que determinan el futuro inmediato de las poblaciones. Los protagonistas son los pobres, los afligidos, los desposeídos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz”.

Agregó que las “bienaventuranzas nos invitan a cimentar nuestras convivencias, no en el hierro mal mezclado con el barro, sino en la roca firme de la palabra de Dios, y esa firmeza se expresa necesariamente en el cuidado de los más desfavorecidos de nuestra sociedad que esperan que la justicia sea para ellos una madre que los acoge, los honre, y los invite a la mesa de todos no sólo por piedad, que sería un sentimiento humano, sino para que disponga que en justicia se le debe”.

El religioso se preguntó también “cómo podemos contribuir a los acuciantes problemas sociales y políticos y responder al gran desafío de la pobreza y de la exclusión; cómo hacerlo en un país que se encuentra en un profundo proceso de cambios sociales, culturales y políticos, que parece asomarse el inicio de un nuevo ciclo, de una nueva etapa, con sus correspondientes desafíos para nuestra convivencia democrática”.

“Hay signos que nuestro ropaje institucional nos queda estrecho y surge la expresión ciudadana pidiendo cambios y reformas profundas. La desigualdad económica y de oportunidades parece un mal endémico, difícil de corregir, condenando a la exclusión injusta y a la invisibilidad a varios colectivos sociales, como son por ejemplo, los inmigrantes, las mujeres, los jóvenes, las personas con discapacidad, grupos étnicos, entre otros”, dijo el arzobispo de Santiago.

A la ceremonia llegaron el presidente Sebastián Piñera, su esposa Cecilia Morel, ministros de Estado, senadores y diputados, además de candidatos presidenciales, entre otros.