Claudio Soto, Doctor (c) en Medicina de la Conservación y académico de la Escuela de Medicina Veterinaria de la U. Andrés Bello, explica que la lenga y el ñirre, además de animales como el ñandú, el guanaco y el puma, son las especies más amenazas por el incendio que afecta al parque nacional.

Aunque cuatro de los seis focos del incendio que afecta al Parque Nacional Torres del Paine ya fueron controlados por los brigadistas de la Conaf y refuerzos internacionales, y que las autoridades pretenden reabrir el parque durante esta semana, los efectos de esta emergencia sobre la biodiversidad del área podrían ser más permanentes y duraderos.

Las llamas han consumido más de 12 mil hectáreas de bosques y matorrales. “Estas incluyen algunos de los bosques más australes de lenga y ñirre”, explica Claudio Soto. El especialista agrega que en el corto plazo esto significará la destrucción del hábitat de una parte importante del parque, la cual albergaba una gran biodiversidad.

Entre la fauna que se verá afectada se encuentran aves como el ñandú, el caiquén (especie de ave), el cisne de cuello negro, el flamenco chileno y el carpintero negro. Entre los mamíferos se encuentran el guanaco, el puma, el zorro culpeo y el chingue. Además, en esta zona habitan dos especies muy emblemáticas para Chile: el huemul y el cóndor.

“Particularmente las aves, pero también los mamíferos, tienen capacidad de dispersión, lo que les puede permitir escapar de las llamas. Sin embargo, algunos no podrán hacerlo”, advierte Soto.

Una vez que el incendio logre ser completamente extinguido, se podrán evaluar las medidas a seguir, como por ejemplo, la reforestación, sin embargo, explica Soto la reintroducción de especies es un trabajo que lleva más tiempo, ya que estas requieren de un hábitat ya recuperado para asegurar su sobrevivencia.

“En otras palabras pasarán varios años para que la fauna se vuelva a establecer en las áreas afectadas”, adelanta Claudio Soto.

Una situación que ya había previsto el Gerente de Áreas Protegidas de la Conaf, Eduardo Katz, quien señaló que para que la zona vuelva a estar como antes del incendio, deberán pasar al menos 80 años.