Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, el estrés laboral se está convirtiendo en una epidemia que genera pérdidas cercanas al 4% del PIB mundial. El país con más casos es México, donde un 75% de sus trabajadores padece esta condición, seguido por China (73%) y Estados Unidos (59%).
Este problema de salud afectó de forma directa a la española Paula Bellostas Muguerza, quien se desempeñaba como gerenta de una empresa de consultoría en temas comerciales.
En conversación con el medio inglés Independent, Bellostas contó que trabajó por 80 horas a la semana en un periodo de 6 meses, tiempo donde su salud “se vino al suelo” y comenzó a desarrollar síntomas de depresión.
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“Tuve un montón de viajes de trabajo, a través de Europa y los Estados Unidos, generalmente entre 2 y 3 ciudades en la semana y después seguía en Londres (Inglaterra) durante el fin de semana”, relató la afectada.
Paula agregó lo siguiente: “En una semana normal, mi día comenzaba a las 06:00 de la mañana con conferencias mediante videollamadas en el taxi camino al trabajo o cuando llegaba a la oficina a las 07:00 AM”.
La profesional añadió que el trabajo continuaba cuando volvía a casa, debiendo ordenar y revisar cosas, que no había podido terminar en su oficina, hasta las 11:00 de la noche.
Tras meses de llevar esta carga de deberes, la española comenzó a sufrir ataques de migrañas de forma frecuente. “Calculo que en el último tiempo el promedio fue de 15 por mes”, detalló.
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Luego de consultar a tres neurólogos, fue diagnosticada con una enfermedad llamada Migraña Hemipléjica.
“Hay un trastorno genético que te hace portador de la enfermedad, pero éste lo tienes que despertar mediante factores ‘desencadenantes’. En mi caso fue el desequilibrio hormonal creado por el exceso de cortisol y adrenalina debido al estrés”, explicó la afectada.
Según la consultora, la razón que forjó todos sus males fue la incapacidad de decir no a asuntos ligados al trabajo, situación que tuvo como consecuencia llevar a cabo jornadas laborales “interminables”.
“No quería decepcionar a nadie. Creo que es un comportamiento bastante común en algunos trabajos de servicios profesionales como el mío, que puede generar mucha ansiedad y la presión de tener que probarse a uno mismo constantemente”, concluyó.
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Para superar sus propios miedos, Paula Bellostas debió seguir tratamientos con neurólogos por un par de meses, con el objetivo de incorporar nuevos comportamientos a su vida laboral.
“Aprendí a la fuerza a establecer límites y a decir ‘no’ sin sentirme culpable. Es importante hablar con la familia, los amigos y el jefe. Al final, me hice mucho daño al esquivar la pregunta ‘¿estás bien?’ Tal vez si no hubiera tenido tanto coraje para hablar ahora mismo estaría en un lugar muy diferente a este”, explicó.
A su tratamiento añadió actividades como el ejercicio físico, buena alimentación, tiempo de ocio y una nueva mentalidad.
“Siempre hay un camino hacia delante. Me siento llena de coraje al ver que las personas se sienten más cómodas al hablar y compartir historias y consejos conmigo”, concluyó.
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Estrés laboral en Chile
Una encuesta de la empresa de reclutamiento y selección Trabajando.com en 2015, donde entrevistaron a 2 mil trabajadores chilenos, determinó que un 82% de la población sufrió algún cuadro de estrés laboral durante el último año.
Según detalla la empresa Chile Psicólogos, los factores que están más presentes en esta enfermedad son frustración, rivalidades y la carga laboral.
“Una persona que estudió seis o siete años para sacar adelante su carrera universitaria, y está trabajando en otro asunto, es una situación muy frustrante, y probablemente este joven presente síntomas de depresión o estrés laboral”, explica el psicólogo clínico, de la mencionada organización, Rodrigo Calderón.
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Por su parte, el director de Chile Psicólogos, José Luis Rioseco, comentó que lo más importante es no hacer “oídos sordos” de la situación, ya que también puede afectar al entorno cercano de la persona.
“Lo más delicado es que esta enfermedad puede afectar directamente en la calidad de vida del deprimido y de sus cercanos, con la tendencia de agravarse si no es detectada a tiempo”, comentó.