“¡Date prisa, maldito Hoosier, podría matar a 10 hombres mientras estás jugando!”, gritó Carl Panzram, de 39 años, la mañana del 5 de septiembre en la Penitenciaría Federal de Leavenworth, al verdugo que esa jornada se encargaría de cumplir la pena capital, ahorcándolo.

Panzram fue condenado a la pena de muerte tras matar al supervisor de la lavandería de la Penitenciaría de Leavenworth, pero él admitió que había cometido 21 homicidios y había violado a más de 1.000 hombres.

Recordado como uno de los asesinos más sangrientos de la historia de Estados Unidos, Panzram nació en 1891 en una zona agrícola de Minnesota, era hijo de inmigrantes alemanes y durante su infancia fue víctima regular de abusos físicos por parte de su padre y hermanos mayores.

A los ocho años tuvo su primera detención, cuando fue sorprendido ebrio en la vía pública. A los 12 años fue atrapado varias veces por pequeños robos, por lo que sus padres lo enviaron a un reformatorio cristiano llamado Red Wing. Este lugar sería una escuela para cometer sus crímenes, donde según su testimonio aprendió a robar, matar y violar, consigna un reportaje del New York Daily.

“Estaba bien reformado (…) los cristianos me habían enseñado a cómo ser un hipócrita, y había aprendido más sobre robar, mentir, odiar, quemar y matar, que en cualquier otra parte. Aprendí que el pene de un niño puede usarse para algo además de orinar, y que un recto puede usarse para otros fines”, contó sobre su experiencia en el reformatorio cristiano en el libro sobre sus memorias, Killer: A Journal of Murder.

Crímenes

Tras salir del reformatorio en 1905, Panzram volvió a su hogar pero al poco tiempo abandonó a su familia y se dedicó a vivir en trenes de carga recorriendo la costa oeste de Estados Unidos, donde tuvo otro episodio que marcó o reforzó su personalidad sádica, pues fue violado por un grupo de indigentes.

Dedicado a robar y pedir limosnas, en 1906 cayó de nuevo en un reformatorio, aunque esta vez en Montana, del que huyó junto a Jimmie Benson en 1907, con quien se dedicó a hurtar casas y quemar iglesias, hasta que que se enlistaron en el ejército.

Pero Panzram no logró adaptarse a la vida militar y en abril de 1908 decidió desertar, pero antes ingresó a una bodega para robar alimentos y huir con ellos, siendo sorprendido en el acto, por lo que fue expulsado del Ejército y condenado a tres años de trabajos forzados en la prisión de Leavenworth en Kansas, castigo que fue ratificado por el secretario de Defensa de EEUU y posterior presidente de ese país, William H. Taft.

Salió de Leavenworth en 1910, donde varias veces fue golpeado por guardias a quienes intentaba agredir. Siguió su rumbo por el oeste de Estados Unidos, dedicándose a robar y asaltar a borrachos desprevenidos, a los cuales de vez en cuando violaba o asesinaba, según sus escritos.

En 1917 cayó detenido en la prisión de Oregón, donde tras fallidas fugas y peleas con los guardias, huyó en 1918 y tomó rumbo a la costa este de Estados Unidos, específicamente a Connecticut, donde empezó su etapa más documentada como criminal.

En 1920, Panzram entró a una casa que le pareció bastante lujosa, hasta que se percató que era la casa de William H. Taft, el presidente de Estados Unidos, donde logró huir con joyas, armas y 3 mil dólares (una fortuna para la época), con lo que pudo comprar un yate y convertirse en un pirata de río.

Panzram confesó que en esta época ofrecía contratos a marineros en diversos pub. Una vez en Nueva York entró a un restaurante y le ofreció trabajo a cinco marineros, los llevó al yate, los violó y después los asesinó disparándoles con un arma que había robado de la casa de Taft. Luego arrojó los cuerpos con una piedra al río Hudson.

Tras levantar sospechas de las autoridades y la destrucción de su yate tras un accidente, en 1921 se unió a la Sinclair Oil Company, yéndose a trabajar a Angola en África, por ese tiempo colonia de Portugal. Aquí asesinó con una roca a un niño de 11 años.

En Angola engañó a seis hombres a los que ofreció trabajo, pero en realidad los llevó en un bote hasta un sector donde habían cocodrilos. Le disparó a los 6 hombres y sus cuerpos fueron dados como alimento a los reptiles.

Panzram levantó las sospechas de los angoleños y sus colegas, por lo que huyó escondido en un barco a Portugal y luego de la misma forma a Estados Unidos.

De regreso en Estados Unidos, el criminal buscó arreglar los papeles de su yate y robar alguno parecido para usarlo como tal, en eso llegó a la ciudad de Salem en Massachusetts en 1922, donde se encontró con Henry McMahon de 11 de años, un niño que generalmente estaba en el restaurante de un amigo de su padre y solía hacer pequeños trabajos (encomiendas, trámites o cosas así) por una propina.

Panzram le ofreció 5 centavos a cambio de un encargo, llegaron a un pasaje más aislado, donde torturó al niño por 3 horas, lo violó y lo asesinó golpeándolo con una roca. Tapó el cuerpo con hojas de revista y hojas de un árbol, dejándolo abandonado. Tres días demoraron los vecinos de Salem en hallar el cadáver.

“Ya hice una total confesión acerca del asesinato de McMahon. Usted ha enviado testigos desde Salem para identificarme, lo cual han hecho a cabalidad. En ningún sentido cambio mi confesión del hecho. He cometido tal crimen. Yo soy el culpable (…) No solo he cometido ese asesinato, sino otros 21 más y puedo asegurarle ahora mismo que si alguna vez salgo libre y tengo la oportunidad, asesinaré a otros 22 más”, afirmó en una carta enviada al fiscal de Salem en 1929.

Tras eso, Panzram continuó con su forma de vida, de acuerdo a su relato, viviendo en trenes o botes robados, siendo arrestado en agosto de 1923. Pasó por las prisiones de Clinton y Dannemora en Nueva York. En ambos casos intentó asesinar a guardias o violar a otros prisioneros, siendo objeto constante de castigos, pasando largos periodos en aislamiento.

Cumplió una pena de 5 años de prisión y fue liberado en 1928, pero a los meses fue arrestado y llevado a la prisión de Washington, donde estableció una relación más cercana con el guardia Henry Lesser, quien le recomendó escribir un libro sobre sus crímenes.

Carl Panzram en 1919 | Infobae
Carl Panzram en 1919 | Infobae

Libro

Panzram comenzó a hablar con Lesser sobre los crímenes que había cometido, confesando que había violado a más de mil hombres por la simple razón de que odiaba a la humanidad, aunque aclaraba que sus víctimas nunca fueron mujeres y siempre eran personas débiles o que él debilitaba (embriagándolos).

“Lamento solo dos cosas. Estas dos cosas son haber maltratado algunos animales en mi vida y lamento no poder asesinar a toda la maldita raza humana”, escribió Panzram.

El asesino conversaba a diario con Lesser el tiempo que compartieron en la prisión de Washington, en ese periodo el carcelero le recomendó que escribiera sus memorias confesando sus crímenes. Panzram terminó redactando un texto con más de 20 mil palabras que incluyó detalles de su periodo en prisión, infancia, vida personal y crímenes entre 1905 y 1929, muchos de los cuales han sido corroborados de forma posterior.

Lesser guardó las memorias de Panzram durante 40 años, hasta que en 1970 publicó el libro Killer: A Journal of Murder, reeditado en 2002.

En 1928 fue condenado por el crimen de Henry McMahon y llevado a la prisión de Leavenworth en Kansas, donde al llegar amenazó que asesinaría al primer sujeto que le dijera algo. Una advertencia que cumplió mientras trabajaba en la lavandería de la cárcel (no podía trabajar en otra parte por su precaria condición física), atacó con un fierro a Robert Warnke, funcionario del lugar, asesinándolo debido a la violencia de los golpes.

Fue llevado a juicio por masacrar al guardia y condenado a la horca, situación que agradó bastante a Panzram.

Esperó con alegría su ejecución y tras apurar al verdugo, murió el 5 de septiembre de 1930 a las 06:18. Su cuerpo no fue reclamado por ningún familiar y fue enterrado en el sepulcro de la prisión, aunque siendo recordado como uno de los peores asesinos de la historia.