No fue la única. Varios miembros del reparto tuvieron un desenlace similar, por una supuesta maldición del film.

Cuando Heather O’Rourke cumplió los 5 años, su vida cambió de golpe. Un extraño se acercó a su mesa e intentó una conversación.

Dos cosas más: no era un extraño cualquiera. Era Steven Spielberg y, dos, ella le dejó en claro el asunto.

“Me llamo Heather. Pero tú eres un extraño y no puedo hablar contigo”.

Parece que, desde ese breve encuentro, el genio de la pantalla quedó cautivado por la personalidad de la niña rubia de ojos azules. Su madre estaba a pocos metros de la cafetería Metro-Goldwyn-Mayer donde ocurrió todo, esperando a su otra hija actriz, Tammy O’Rourke. Poco después, habló con el cineasta.

A sólo horas del suceso, la pequeña y su madre se hicieron presentes al casting de Poltergeist (1982), una película de terror que buscaba, entre su reparto, a una niña como Heather.

La primera prueba fue difícil, ya que no paró de reír en la misma. Spielberg, sin embargo, la llamó de nuevo, según el relato del medio El País.

La vida le dio otra oportunidad, cinematográficamente hablando, y consiguió quedarse con el papel. Sin embargo, en el plano real, no sería así. Fue una estrella fugaz en el firmamento de una exigente industria, debido a una supuesta negligencia.

Heather O’Rourke y su propio Poltergeist

Dos pruebas bastaron para que el coproductor y coguionista de Poltergeist, Steven Spielberg, diera a Heather O’Rourke el papel de Carol Anne, la niña con poderes paranormales que inmortalizó la frase “¡Ya están aquí!”, en referencia a los temidos invitados de la casa de un prominente barrio estadounidense.

Sin embargo, Heather, con tan sólo 5 años, fue sometida a una serie de situaciones que su poca experiencia de vida podía procesar. Una de estas ocurrió durante el casting de seleccionó para el proyecto. Debía gritar lo más fuerte posible y tenía en sus manos un libro de cuentos de terror. La prueba fue exitosa como vapuleante, emocionalmente hablando. O’Rourke terminó llorando.

Ya en el rodaje, otro momento difícil que afrontar. En la escena donde Carol Anne aparece aferrada a un extremo de su cama y un viento paranormal lanza los juguetes por toda la pieza, la niña terminó llorando de terror.

En ese momento, un preocupado Steven Spielberg la tomó en sus brazos y le prometió que no grabarían más dicha escena.

Heather no imaginó que estaba al inicio de una secuela de filmes que requerirían al personaje que encarnó. Sin embargo, el verdadero desafío no sería sólo procesar un mundo recreado de espíritus inquietos y malvados. La ficción quedó superada por una prueba de la vida real, capaz de ser mucho más indolente que las tramas fantasmales.

Un mal diagnóstico y una estrella fugaz

Poltergeist se estrenó en junio de 1982 y en la calle, una pequeña estrella ya alumbraba el camino de Hollywood.

Heather O’Rourke creció en edad y talento, además de reconocimiento de las personas, quienes la identificaban al verla en la calle como la pequeña Carol Anne. Poco se imaginaron, como en el seno de su misma familia, lo que le deparaba el destino.

El proyecto Poltergeist II se desarrolló sin mayores complicaciones para ella. Sin embargo, al rodarse la tercera parte del mismo (enero de 1987), la niña comenzó a lidiar con una serie de dolencias físicas. Las complicaciones fueron creciendo, como su fama y la cuenta bancaria de sus padres, debido a su prematuro trabajo.

En un principio, con la inflamación de las piernas y los pies, la madre de Heather la llevó al médico. Le dijeron que se trataba de una gripe fuerte y ella volvió al rodaje.

La madre de la niña actriz insistió en buscar nuevas opiniones de lo que le ocurría a su hija. Una de estas diagnosticó Giardiasis, causada por un parásito intestinal y finalmente, le comunicaron que tenía la Enfermedad de Crohn, que es la inflamación crónica del intestino, según lo describe Mayo Clinic.

Fue un periplo que llevó a una niña a rodar escenas con dolor y medicamentos para mantenerse en pie. De hecho, llegó a asegurar que una cuarta producción de Poltergeist no la vería participar.

“Quiero seguir actuando, pero quiero ser directora. Estuve pensando en eso durante un tiempo. Hace un par de años, decidí que el trabajar detrás de la cámara sería una experiencia diferente. Y también podría escribir guiones”.

La muerte de Heather O’Rourke

Entre escenas y medicamentos, Heather O’Rourke rodó Poltergeist III sin quejarse de su suplicio, lo que no significó que no existiera una trama más fuerte en su vida que la ficción.

De hecho, la acción de los medicamentos, como la cortisona, la dejó notablemente inflamada del rostro y cuello, siendo evidente en las escenas del filme que nunca dejó de rodar, pese a sus malestares por, supuestamente, la Enfermedad de Crohn.

Sin embargo, una serie de malos ejecutados diagnósticos médicos quedaron en irremediable evidencia el 31 de enero de 1988, cuando se despertó vomitando en su casa, con dolor de estómago y con pocos ánimos para desayunar.

Su madre observó que tenía los dedos azules y eso bastó para llamar a los servicios de emergencia. Apenas colgó el teléfono, una debilitada Heather caía desmayada en el piso de la casa.

La ambulancia llegó y la niña fue llevada a un hospital californiano. Sin embargo, vino un primer paro cardiaco, del cual logró ser reanimada. Un helicóptero la trasladó poco después al Children’s Hospital de San Diego. Desafortunadamente su corazón sufrió un nuevo y fulminante paro. A los 12 años de edad, fue declarada muerta cuando el reloj daba las 14:43 horas.

Los médicos descubrieron en medio de la operación de emergencia, que Heather no padecía Enfermedad de Crohn, sino una estenosis congénita intestinal, la cual le generó una grave obstrucción del intestino y por ende, un choque séptico que acabó con su vida.

Heather O’Rourke y otros que acabaron trágicamente tras Poltergeist

Enterada de la repetitiva negligencia médica, tras los diagnósticos erróneos de lo que aquejaba a su hija, la madre Heather O’Rourke demandó a las clínicas responsables de estos.

Poco o casi nada se sabe de los resultados de las querellas. No obstante, el caso de la niña actriz que padeció dolor, a tan corta edad, fue y sigue siendo noticia mundial, a casi 35 años del suceso.

La prensa internacional hace eco de una presunta maldición en el proyecto Poltergeist, ya que Heather no es la única en tener un trágico final, como miembro del reparto de actores.

Dominique Dunne, quien caracterizó a la hermana mayor de Carol Anne (Heather O’Rourke), fue la primera muerte inesperada y funesta. En noviembre de 1982, a 5 meses del estreno de la primera parte de este filme, fue estrangulada por su ex novio John Thomas Sweeney, porque decidió dejar la relación. Tenía sólo 22 años.

Otro caso que llamó la atención, fue el de Julian Beck, quien había interpretado al reverendo Kane en la segunda parte del proyecto. Beck murió en 1985 de un agresivo cáncer de estómago.

Sólo dos años después, Will Sampson, quien dio vida al Brujo Tylor, murió por las complicaciones derivadas de un trasplante de corazón y pulmón, acrecentando los rumores de una anatema (maldición), en el aclamado proyecto.