Estudiar un segundo idioma y logar hablarlo con fluidez puede ser una tarea difícil para muchas personas. Este requiere practica y perseverancia, o tener una constante relación con alguien que hable otra lengua.

Sin embargo un grupo de científicos de la Universidad de Liverpool, de Massrtic y del King’s College de Londres, descubrieron una inusual y práctica forma para fomentar la fluidez al hablar un idioma diferente al nativo.

De acuerdo a un estudio publicado en la revista especializada Journal of Psychopharmacology, los tres planteles coincidieron que tomar una dosis baja de cerveza (medio litro) es la dosis ideal para mejorar la habilidad de hablar otra lengua.

Para llevar a cabo la investigación, utilizaron a 50 alemanes que estudiaban en la universidad de Masstricht, quienes habían aprendido recientemente neerlandés. A los participantes se les dio a beber una baja dosis de alcohol o bien, una bebida de control no alcohólica, en proporción al peso de cada persona. Por ejemplo, un hombre de 70 kilos recibía una porción equivalente a medio litro de cerveza con 5% de alcohol.

Pixabay (CC)
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A continuación, los alemanes fueron conversando con 2 hablantes de neerlandés, quienes evaluaron su capacidad de expresión sin saber quienes habían consumido o no bebidas alcohólicas. Por su parte, se pidió a los participantes que también autoevaluaran su desempeño.

¿El resultado? Según los observadores neerlandeses, quienes consumieron alcohol mejoraron notablemente su fluidez al conversar en su segunda lengua. Sin embargo la bebida no afectó la autoevaluación de los participantes.

Para la doctora Inge Kersbergen, del Instituto de Psicología, Salud y Sociedad de la Universidad de Liverpool, el consumo de cerveza “podría tener efectos positivos en la pronunciación de una lengua extranjera en personas que recientemente han aprendido el idioma.”

“Esto respalda hasta cierto punto la creencia popular (entre hablantes bilingües) de que una baja dosis de alcohol puede mejorar la habilidad de dominar una segunda lengua“, aseveró.

Por su parte, el doctor Friz Renner, también autor de la investigación, fue enfático al aclarar que las dosis consumidas por los estudiantes eran muy bajas (entre 470 ml y 500 ml), lo que no significa que este estudio esté motivando el consumo irresponsable de alcohol.

“Una dosis más alta en el consumo de alcohol no representa mejoras en la pronunciación de una lengua extranjera”, señaló.

La investigadora Jessica Werthmann añadió que “necesitamos ser cautelosos sobre las implicancias de estos resultados hasta que sepamos más sobre qué provoca los resultados observados. Una explicación posible podrían ser los efectos del alcohol en reducir la ansiedad (respecto de perder la vergüenza a hablar en un idioma que no se domina totalmente), pero necesitamos hacer más pruebas para confirmarlo”, sentenció.