Si se piensa en la historia del pueblo mapuche una de las primeras cosas que se vienen a la mente son la valentía y lucha de sus hombres y mujeres. Ni los incas, que lograron subyugar a varias civilizaciones, ni los conquistadores españoles con sus métodos de tortura los vieron rendirse. Por eso, resulta a lo menos extraño escuchar el relato sobre un francés que un día llegó a ser rey de estos territorios y de la Patagonia, creando incluso una constitución y ayudando a este pueblo en su resistencia al Estado chileno.
Aquel acontecimiento que tuvo lugar a fines del siglo XIX tiene todos los componentes para ser tan fabuloso como cualquiera de las historias que cobraron vida de la pluma de Gabriel García Márquez, el escritor colombiano padre del realismo mágico, estilo literario que combina mundos convencionales con acontecimientos extraordinarios llenos de fantasía.
Orelie Antoine nació en 1825 en el departamento de Dordoña, Francia. Era el octavo hijo de una familia de origen noble y dueña de tierras, el único entre sus hermanos que terminó sus estudios y llegó a ser abogado. La historia lo describe como un soñador y visionario, cuya gran ambición desde sus años de juventud era convertirse en rey: “Siendo obligado a escoger una carrera, rápidamente decidí estudiar leyes con el solo objetivo de prepararme para mis esfuerzos futuros como rey”, escribió en sus memorias, como consigna la escritora Martha Gil-Montero en su artículo “El elusivo reinado del rey Orelie-Antoine”.
Gil-Montero relata que el intrépido francés cruzó el océano solo, con poco dinero y sin armas, ingresando a un territorio que estaba vedado para los extranjeros. Las machis habían predicho que un hombre blanco llegaría para unificar a los pobladores de Arauco y ayudarlos a terminar con siglos de guerras. Y Orelie-Antoine calzaba perfectamente con este augurio.
De acuerdo a la interpretación del biógrafo Armando Braun Menéndez, los caciques lo aceptaron porque –además de la leyenda mesiánica- veían en él una oportunidad para fortalecer la resistencia al Estado de Chile. Según el sitio Memoria Chilena, de la Biblioteca Nacional, fue apoyado por Quilapán, jefe de los wenteche-arribanos, que buscaba aliados contra la invasión que se veía venir.
Huichacurha Marhikewun, investigador de origen mapuche, en un artículo llamado “Orelie-Antoine: Primer Rey de la Araucanía y Patagonia” de 1988 y re publicado en el sitio Mapuche Nation sostiene que el francés fue un gran aliado del pueblo mapuche: “Con el visto bueno y participación activa de los toqui y lonko (nuestras autoridades) sentó las bases de un reinado que culminó el 17 de noviembre de 1860, con la aprobación de una constitución que dio origen a dicho reinado en la Araucanía y Patagonia”.
Según Marhikewun parte de ese documento señala lo siguiente: “Considerando que la Araucanía no depende de ningún otro estado, que se halla dividido por tribus y que un gobierno central es reclamado tanto en interés particular como en el orden general; decretamos lo que sigue: Artículo 1: Una monarquía constitucional y hereditaria se funda en la Araucanía; el Príncipe Orelie-Antoine de Tounens es designado Rey”. El anuncio de la monarquía fue dado a conocer en periódicos como El Mercurio de Valparaíso y El Ferrocarril, así también se le dio aviso formal al gobierno de Chile a través de una carta. Además el reinado, bautizado “Nueva Francia”, contaba con una bandera, un escudo, un himno patrio y monedas.
Marhikewun escribió que para el francés la independencia de Chile y Argentina no afectaban la soberanía territorial de la Araucanía y la Patagonia, debido a que estos territorios eran autónomos y denunciaba el genocidio de los estados chileno y argentino contra el pueblo mapuche. Según el sitio Memoria Chilena, este argumento era plausible debido a que la Araucanía nunca perteneció al Rey de España.
La caída del rey
Cuando Orelie Antoine llegó a Chile en 1858, según escribió Martha Gil-Montero, no tenía dinero ni amigos y tampoco hablaba el idioma. Por lo mismo, vivió dos años en Santiago y Valparaíso aprendiendo español y estableciendo contactos. Cuando en 1860 se dirigió a Valdivia usaba el pelo largo, un poncho de lana y un cintillo en la cabeza. Dicen que contaba con el don de la palabra y de la persuasión.
En 1862, ya convertido en rey, el soñador francés comenzó un viaje para unificar a los líderes mapuches. Durante esta expedición Juan Bautista Rosales, uno de sus sirvientes, se asustó con el éxito que estaba obteniendo en su campaña y decidió denunciarlo a las autoridades. A sus 36 años el rey fue detenido, acusado de perturbar el orden público, y trasladado a Los Ángeles donde fue interrogado por el coronel Cornelio Saavedra.
Después de un juicio, fue condenado a 10 años de cárcel, donde cayó gravemente enfermo de disentería -un trastorno gastrointestinal que se caracteriza por una inflamación del colon- y pasó un mes completo semiconsciente, perdiendo su larga melena.
Después de seis meses, el juez sobreseyó la causa y lo sentenció a ser recluido en un asilo para personas dementes y con trastornos sicológicos. Fue liberado gracias a la intervención del cónsul francés de la época y enviado de regreso a Francia, allí la prensa lo recibió con sarcasmo llamándolo “el rey disponible”.
A pesar de la humillación, Orelie Antonie nunca dejó de luchar por su sueño y realizó tres expediciones más a la Araucanía, cada una de ellas finalizó con el regreso del monarca a Francia, escapando de las autoridades chilenas y argentinas. En efecto, durante su segundo viaje el gobierno chileno le puso precio a su cabeza debido a que las rebeliones estaban aumentando considerablemente. Murió en su pueblo natal en septiembre de 1878.
Para Gil-Montero de algún modo Orelie Antonie estaba emulando a Cortés y Pizarro que cruzaron el océano para convertirse en emperadores del Nuevo Mundo. Pero la época del francés era diferente: en 1823 Estados Unidos había establecido la Doctrina Monroe, que se resume en la frase “América para los Americanos” y desalentaba incursiones en el continente. El francés había llegado con casi tres siglos de atraso a la tierra de sus sueños.
En el sitio Mapuche Nation es posible revisar un listado de los herederos que han sucedido el trono.