La modelo Roxana Muñoz ha hecho noticia en redes sociales en los últimos días luego que, a través de su cuenta de Instagram, anunciara que iniciaría un ayuno de 21 días donde no comerá nada y solo beberá agua.

“Un gran desafío personal. En mi búsqueda por mejorar, cambiar mi vida y mejorar mi salud conocí el ayuno. En febrero del año pasado viajé a Costa Rica a Tanglewood Wellness Center para hacer un ayuno por 11 días. Este año, voy por un cambio más completo y profundo. Solo que esta vez por 21 días, desde mi casa, aislada, supervisada por Loren Lockman y sin la compañía de otros ayunantes”, escribió el 13 de julio.

Instagram
Instagram

En el cuarto día bajo este régimen, Muñoz volvió a la misma aplicación para contar cómo le estaba resultando el water fasting y afirmar que las tres primeras jornadas son las más complejas.

“No he sentido hambre, ya que me he preparado para esto. Los tres primeros días son los más difíciles, pero yo los he llevado muy bien. Hasta ahora estoy en un peso normal, subí dos kilos antes de empezar, estuve ansiosa y con mucha emoción”, señaló.

“No se asusten, por favor. En unos días más bajaré mucho más, esto no es dieta, no lo hagan para adelgazar. Se debe hacer bajo supervisión de un experto que ha ayudado a cientos de personas a curar su enfermedad”, aseguró.

Tras ello criticó a los médicos y aseveró que estos profesionales solo llenan de medicamentos a sus pacientes, aunque esos tratamientos no los curan.

Instagram
Instagram

Riesgos

Ayunar es una práctica antigua, nada nuevo bajo el Sol, y en ciertas ocasiones la medicina incluso lo considera algo positivo y con beneficios para la salud de personas con problemas al corazón, de presión arterial, con colesterol alto y diabetes.

Pero Healthline aclara que el tiempo máximo para dejar de ingerir alimentos sólidos debe fluctuar entre las 24 y 72 horas. Es decir, de uno a tres días.

“No debes ayunar más que esto sin supervisión médica debido a riesgos de salud”, alertó el portal especializado.

Magdalena Farías, nutrióloga de Clínica Las Condes, solo comparte en parte esa postura y en conversación con BioBioChile explicó en detalle lo complejo y serio que puede resultar el ayuno prolongado en el cuerpo humano y por qué no hay que tomarlo a la ligera.

“Desconozco las motivaciones de esta chica. Si la pregunta es cuándo recomiendo el ayuno, la respuesta es nunca”, partió la especialista.

“Una persona que piensa que a través del ayuno puede mejorar su composición corporal, perder grasa o estar más saludable está equivocada”, añadió.

Lo anterior ya que una vez que termine el ayuno, “esa persona no habrá cambiado sus hábitos de alimentación, su estilo de vida, y solo generará desmanes en su metabolismo”, detalló.

Quien busque ese tipo de resultados, comentó Farías, debe optar por una alimentación saludable con consumo adecuado de proteínas, con disminución de la ingesta de azúcar, iniciar actividad física, asegurar suficientes horas de descanso, disminuir el estrés y evitar la automedicación.

Al conocer la motivación de Muñoz, Farías fue categórica: “Yo encuentro algo peligroso que ella promueva en redes sociales esto”.

“Es un mensaje que va a favor de la restricción en la alimentación que, yo creo, puede generar el riesgo de incentivar a la población a hacer esto. Yo no lo considero sano ni recomendable”, aseveró.

“Al menos en la medicina tradicional nosotros no lo utilizamos y yo creo que verdaderamente es algo que no debiera ser una recomendación para la población”, subrayó.

¿Quién me puede ayudar?

Muñoz afirma que estará supervisada por el señor Lockman, quien en la página web del centro que visitó Muñoz es descrito como “un orador talentoso, un pensador original, un maestro y entrenador dedicado y experto en la sanación”.

Ahí mismo indican que su relación con la nutrición y la salud comenzó en 1997, fecha a partir de la cual habría ayudado a miles de personas en un entrenamiento “para tener una mejor salud”.

Consultada sobre alguna forma de ayunar que no sea tan peligrosa, Farías apuntó a pautas de ayuno intermitente.

“Mi recomendación es que si una persona está motivada por el ayuno, lo que hoy en día tiene más respaldo científico en la evidencia médica son las pautas basadas en el ayuno intermitente”, comentó.

“Estas han demostrado beneficios en mejorías de inmunidad, insulino resistencia, anti envejecimiento y en longevidad en animales”, complementó.

De momento hay dos opciones: la primera busca restringir horas de comida durante un día y la segunda persigue alternar los días de alimentación y ayuno.

De acuerdo a la profesional, esa prescripción debe ser hecha por un endocrinólogo o un médico clínico, idealmente por un nutriólogo, de manera progresiva.

Es decir, se puede partir con diez horas y luego bajar a ocho o a seis en un espacio de tres a cuatro meses, plan que Farías sugirió mirando una de las últimas publicaciones al respecto en el New England Journal of Medicine.

Sumado a todo lo anterior, la especialista recordó que la hidratación es fundamental y que de ayunar sería importante hacerlo de tarde y no de mañana, “porque el desayuno tiene un efecto en el gasto energético basal de una persona, entonces ahí es cuando uno debiera comer carbohidratos y proteínas”.

Etapas del ayuno

El ayuno es un proceso fisiológico complejo que en su primera etapa acude a las reservas de azúcar que circulan por la sangre y que están depositadas en el hígado.

Allí, el organismo usa la glucosa como sustrato y es donde uno pierde peso rápidamente.

En la segunda etapa se genera una alerta por parte del organismo, ya que este nota pérdida de tejido muscular. Por lo tanto hay un ahorro máximo de reservas y existe consumo de lípidos.

La poca glucosa que queda se usa para alimentar el cerebro y la gente comienza a experimentar cefaleas y pérdida del apetito, con náuseas y vómitos.

Acá el consumo de proteínas es más lento, pero progresivo, lo que debe preocupar al afectado.

Como no hay reservas de proteínas en el cuerpo humano, finalmente este mismo empieza a consumir sus músculos, lo que puede tomar 30 a 40 días dependiendo del peso de una persona.

Cuando ya no hay de donde más sacar es cuando se comienzan a consumir los órganos vitales y se adelgaza el diafragma, el miocardio, el intestino y ocurren fallas multiorgánicas.

“El ayuno prolongado determina finalmente riesgos para la salud de la persona. Entonces junto con las cefaleas, las náuseas y el insomnio también puede haber alteraciones a los electrolitos, como magnesio y potasio; junto con pérdida de vitaminas hidrosolubles”, comentó Farías.