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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

La tasa de interés es un factor clave en las finanzas cotidianas, afectando desde la compra de una casa hasta el ahorro en una cuenta bancaria. Su subida encarece los préstamos y reduce el consumo, mientras que su descenso estimula la economía. Al solicitar un crédito, esta tasa representa el costo del dinero prestado; por otro lado, al depositar fondos en una cuenta, constituye la ganancia por permitir al banco usar el dinero. La elección entre tasa fija o variable influye en la estabilidad de los pagos mensuales y el impacto a largo plazo.

La ‘tasa de interés’ es un concepto financiero que vemos a diario en aplicaciones bancarias, ofertas de créditos de consumo, avisos que publicitan un producto que puedes comprar en cuotas, y otros tantos ejemplos.

Si bien para muchas personas puede parecer un concepto demasiado técnico y reservado para economistas, este tiene un impacto directo en su vida financiera, afectando la compra de una casa, un vehículo, o solo ahorrando.

Por ello es que entender cómo funciona puede marcar la diferencia entre alcanzar tus metas o quedarte corto.

¿Qué es la tasa de interés?

La tasa de interés es el porcentaje que se cobra o se paga por el uso del dinero durante un período determinado, explican desde Experian a través de un comunicado.

Por ejemplo, si pides un crédito como en un préstamo o una tarjeta de crédito, la tasa de interés representa el costo que pagas por usar ese dinero.

En cambio, si depositas o inviertes tu dinero en una cuenta de ahorros, es la ganancia que recibes por permitir que el banco lo utilice.

Sobre esa línea, cuando esta sube, los préstamos —como créditos de consumo o hipotecarios— se encarecen, reduciendo el acceso y aumentando las cuotas mensuales. Esto desincentiva el endeudamiento y modera el consumo. Por el contrario, una baja en la tasa facilita el financiamiento y estimula la economía.

¿Cómo afecta a tus metas cuando sube o baja?

1. Créditos: cuando la tasa de interés sube, los préstamos (hipotecas, tarjetas, créditos de consumo) se vuelven más costosos. Eso significa cuotas más altas y más intereses a pagar. Por ejemplo, un crédito de vivienda puede costarte millones más si la tasa sube del 3% al 6%.

2. Tasa fija o variable: estos dos conceptos son relevantes porque no solo determinan cuánto pagas hoy, sino a futuro.

  • Tasa fija: tienes tranquilidad para planear. Sabes exactamente cuánto pagarás cada mes, lo que te permite presupuestar con precisión. Es ideal para metas a largo plazo como comprar vivienda o pagar estudios, donde necesitas estabilidad.

  • Tasa variable: tus pagos pueden subir o bajar. Si bajan, puedes ahorrar más. Si suben, podrías tener que recortar otros gastos o aplazar metas. Es ideal si tienes flexibilidad financiera y puedes asumir cambios sin afectar tus planes. Por ejemplo, si estás ahorrando para emprender, una subida inesperada en la cuota puede retrasar tu proyecto.

    3. Plazos: el plazo de un crédito también tiene un impacto directo en tus metas financieras. Por ejemplo, plazo largo es igual a cuotas más bajas, pero más intereses. Aunque parezca más cómodo pagar menos cada mes, terminas pagando mucho más en total. Por ello es que estos solo son ideales para bienes duraderos como vivienda o educación.

    En ese sentido, recomiendan evitar plazos largos para bienes de consumo rápido. Un consejo práctico para esto es no tomar créditos a largo plazo para cosas que duran menos que el crédito. Si el bien se “consume” en 6 meses, no lo pagues en 24.