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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

En julio, Lorena Rodríguez se convirtió en la primera paciente en Colombia en recibir cirugía de Estimulación Cerebral Profunda (DBS) para tratar la depresión en el Hospital Internacional de Colombia. Después de años de tratamientos sin éxito, decidió someterse a esta operación pionera. Tras la cirugía, Lorena experimentó una notable mejoría en su estado de ánimo y calidad de vida, describiendo su experiencia como una segunda oportunidad.

Lorena Rodríguez (34) se convirtió en la primera paciente en recibir en Colombia una cirugía de Estimulación Cerebral Profunda (“DBS”, según sus siglas en inglés), operación que se enmarca en un tratamiento médico para combatir la depresión.

La diligencia se realizó el 9 de abril en el Hospital Internacional de Colombia (HIC), en Santander, luego de un sinnúmero de terapias y procedimientos sin los efectos esperados.

En diálogo con el diario colombiano Vanguardia, Rodríguez relató su historia y cómo llegó a someterse a una DBS. En su caso, los trastornos de ansiedad y depresión comenzaron a los 17 años.

“Yo lo había intentado todo… Terapias psicológicas, cambios de médicos, terapias alternativas, y una larga lista de psiquiatras y fármacos que mi cuerpo terminaba rechazando. Pero nada funcionaba. Me sentía atrapada en un túnel sin salida”, explicó.

“Me costaba bañarme, vestirme, salir de la cama, en fin… Perdí la motivación, los sueños, el sentido de todo. Llegó un punto en que creí que ya no quedaba nada para mí. Era horrible todo lo que experimentaba”, agregó la joven.

En diciembre pasado, Lorena sintió que tocó fondo. Y sumida en una incapacidad indescriptible, se enteró que en Santander médicos colombianos alistaban una gesta pionera en su tipo.

“Estaba escéptica. Pero era tan grave mi situación que decidí dar ese paso. Y fue la mejor decisión de mi vida”, recalcó sobre la operación, para la cual se preparó dos años.

En su ruta al quirófano, la acompañó un equipo multidisciplinario (neurólogos, psiquiatras, electrofisiólogos, neuropsicólogos, epidemiólogos, etc). “Ellos, liderados por el neurocirujano William Contreras, me salvaron. El equipo tomó cada detalle con el máximo rigor, pero también con una inmensa humanidad”, confesó Lorena.

El procedimiento consiste en implementar electrodos en el cerebro, los que a su vez son conectados internamente a una batería que se instala en el pecho (tal como un marcapasos). Con esto, el dispositivo ayuda a los pacientes con la emisión de impulsos eléctricos continuos que ayudan a regular la actividad cerebral, fuertemente afectada cuando se sufre depresión.

“Estuve seis horas despierta durante la cirugía. Superó toda la ficción. Sentía que mi mente estaba siendo reprogramada (…). Es increíble cómo la ciencia ha llegado tan lejos. Nunca imaginé que el cambio fuera posible”, dijo.

A tres meses de la operación, el balance de Lorena Rodríguez es rotundamente positivo. Y lo grafica con una saga de imágenes de su nueva dicha: “Volví a querer salir a un centro comercial, a comerme un helado. Volví a maquillarme, a vestirme con ilusión. Es como si me hubieran dado una segunda oportunidad. Es volver a nacer”.

Por el momento, se estima que los resultados completos del procedimiento podrían apreciarse en dos años.

“(Los médicos) nunca me vieron como un diagnóstico, sino como una persona. Eso marcó la diferencia (…). Llevo conmigo la convicción de que hay esperanza, de que sí se puede salir del túnel. A quienes estén luchando en silencio: no se rindan. Hay una salida, y merecen encontrarla. Dios conduce a los científicos en este proceso”, comentó.