Investigadores de la Universidad de Boston y la Universidad de Massachusetts, descubrieron una forma de eliminar los peligrosos “químicos eternos” que se acumulan en el cuerpo y pueden producir problemas de salud. Esta posible solución sería comer ciertos tipos de fibra.
Formalmente conocidos como PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), los químicos eternos “son un grupo de más de 4.700 agentes químicos sintéticos, ampliamente utilizados, que se acumulan a lo largo del tiempo en los seres humanos y en el medio ambiente“, según la Agencia Ambiental Europea (EEA).
Estos son altamente persistentes y se ha documentado que pueden causar daños hepáticos, enfermedad tiroidea, obesidad, problemas de fertilidad e incluso cáncer.
De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos, los PFAS se utilizan desde los 40’s, en productos de consumo como baterías de cocina, envases de alimentos, utensilios de cocina antiadherentes o detergentes.
Debido a su uso, además, acaban en el aire, la tierra, el agua e incluso fuentes de agua potable.
¿Cómo eliminar los “químicos eternos” del cuerpo?
El estudio, que se publicó en marzo en la revista Environmental Health, descubrió que la fibra beta-glucano, presente en la avena, los hongos y las semillas, puede ayudar a eliminar los PFAS del organismo.
Los científicos probaron un suplemento de esta fibra y otro suplemento en base de arroz en un grupo de 72 hombres con niveles detectables de PFAS en la sangre, luego compararon los resultados.
Los sujetos de estudio consumieron el suplemento durante 4 semanas antes de cada una de las 3 principales comidas y encontraron que los que usaron el de beta-glucano tuvieron una reducción de los químicos eternos. Recordemos que estos, no se descomponen de manera natural, sino que persisten.
En concreto, se redujeron en un 8% el ácido perfluorooctanoato (PFOA) y el ácido perfluorooctanosulfónico (PFOS), que son de los tipos más peligrosos de PFAS. De hecho, ambos son considerados cancerígenos para animales y también se ha observado que aumentan el riesgo de cánceres sensibles a las hormonas, como el de mama y ovarios.
El paper concluyó que esta fibra de la avena, los hongos y las semillas ayuda a filtrar el exceso de bilis en el tracto digestivo, que es donde se quedan PFAS para luego ser absorbidos por el torrente sanguíneo.
Lo que hace es producir una especie de gel que impide que las células que recubren el intestino absorban estos químicos, y en lugar de quedarse en el cuerpo, se expulsan por las heces.
“Una intervención sostenida con fibra dietética puede reducir la carga corporal de PFAS de cadena larga“, concluyeron. Sin embargo, puntualizaron que son necesarios más estudios con un uso más prolongado del suplemento, para analizar mejor los efectos.
Referencia:
Jennifer J. Schlezinger y otros autores. Per- and poly-fluoroalkyl substances (PFAS) in circulation in a Canadian population: their association with serum-liver enzyme biomarkers and piloting a novel method to reduce serum-PFAS. Revista Environmental Health, 2025.