Es imposible negar que Chile está atravesando cambios sustantivos y profundos. El estallido social, sumado a la crisis global que trajo la pandemia, contribuyó a una profunda transformación del país y, en consecuencia, de las personas y consumidores.

Bajo este nuevo contexto, las marcas se han visto desafiadas: ya no basta con ofrecer productos que resuelvan necesidades. Hoy deben ir más allá y ser innovadoras, tener un propósito relevante, junto con asumir de forma ineludible su compromiso con la sociedad, la cultura y el medio ambiente. Este fenómeno de transformación les ha brindado a las empresas y las marcas la oportunidad única de volver a conectarse con las verdaderas necesidades de las personas, y ser parte de las soluciones que la sociedad espera.

Es aquí donde las “marcas ciudadanas” cobran un valor fundamental, al poner a la sociedad en el centro del negocio. Y en esta búsqueda de sentido y de valor, las agencias son un actor estratégico, donde el rol que juega la creatividad en la comunicación está al servicio de la transformación y la sostenibilidad del negocio de sus clientes.

Durante estos últimos dos años, el gran desafío del mundo de la publicidad ha sido tomar conciencia de los profundos cambios sociales que han venido ocurriendo en el país, junto con incorporar mayor tecnología y digitalización. Hoy es necesario adaptarse a un nuevo escenario, donde no solamente cambian radicalmente las preferencias de los consumidores, sino que también lo hacen sus aspiraciones, expectativas, opiniones, y por supuesto, su relación con las marcas.

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