En el caso particular de Chile, la pandemia solo vino a hacer más grotescas las cifras de salud mental infantil. Diferentes estudios son consistentes en señalar el aumento de dificultades socioemocionales en niños y adolescentes, donde destacan problemas de estado de ánimo, ansiosos y de conducta, y también se muestra aumento de otras condiciones como sedentarismo, uso de pantallas y alimentación no saludable.

La pandemia ha tenido también un impacto muy relevante en madres, padres o cuidadores, respecto a otros adultos sin un infante a su cargo. Los problemas más comunes tienen que ver con estrés, cansancio, ansiedad y depresión. Esto es particularmente relevante, pues no hay salud mental infantil sin salud mental materna y paterna. Una de las principales vías a través de las cuales las dificultades del mundo exterior, como el confinamiento, influyen en el desarrollo infantil, es a través del estrés parental, por eso incorporar prácticas de autocuidado se hace imperativo para paliar los efectos de la crisis.

Sin embargo, padres y madres están agotados, no les podemos pedir más. Han hecho un esfuerzo muy grande para sostener las múltiples crisis y, con todo en contra, han logrado sacar adelante la tarea. Ante tal escenario, la respuesta debe ser colectiva, tenemos que crear tribus capaces de cuidar a sus miembros más vulnerables. Si hay niños cercanos a usted, escuche, apoye y ayude a sus cuidadores, ya que será clave para fomentar el bienestar de nuestros menores.

Juan Pablo Ogueda
Académico Escuela de Psicología Universidad de Las Américas

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