En este nuevo aniversario de la fundación de la Concertación de Partidos por el NO llamo a todos lo que piensan que debemos seguir luchando por un Chile mejor a tener un solo objetivo: unidad, unidad y unidad.
La Concertación del NO
El 2 de febrero de 1988, hace 37 años, se concretó la formación de la Concertación de Partidos por el NO. Un hecho histórico en Chile, que unió a las colectividades opositoras a la dictadura para formar una coalición que permitiera enfrentar unidos el plebiscito convocado para el 5 de octubre de ese año, que pretendía eternizar en el poder a Augusto Pinochet.
Era la oportunidad de actuar unidos ante un régimen autoritario, que durante toda esa época actuó con represión y odio hacia quienes pedíamos elecciones libres y establecer un plazo para que los militares abandonaran el poder.
Fueron varias las colectividades fundantes, cuyo misión era convencer a Chile que debíamos votar por el NO para decretar el retorno a la democracia, elegir a un Presidente de la República que contara con el voto del pueblo y recuperar la discusión democrática de las políticas públicas con la reapertura del Congreso Nacional.
No fueron tiempos fáciles
Durante ocho meses enfrentamos una campaña dura, de muchas críticas, recriminaciones e incluso noticias falsas contra quienes levantábamos la bandera del NO y persecuciones hacia hombres, mujeres y jóvenes estudiantes quienes hacíamos campaña para derrotar la opción SI, que representaba la continuidad y que Pinochet siguiera en el poder hasta 1997.
Finalmente, el NO se impuso con un 54.71% del total de los votos, por sobre la opción SI, que alcanzó un 43.01%. Eso determinó que el régimen llamara a elecciones presidenciales y parlamentarias.
Los resultados dejaron de manifiesto la decisión mayoritaria del pueblo. Y que trabajando juntos por un objetivo nos permitiría salir triunfante. No lograron amedrentarnos e insistimos que era necesario salir a las calles para advertir al régimen que la democracia no es una palabra solo para incluirla en los discursos. Hay que ponerla en práctica, sin pensar en intereses particulares o en el poder para favorecer a algunos. Y esta no volvió por el deseo del grupo gobernante, sino que la recuperamos con la amplitud del arcoiris, con unidad, con nuestros muertos, con sangre, sudor y lágrimas.
No fue fácil. Pero esa unidad que fundamos en febrero de 1988 nos permitió salir de una dictadura feroz a través de un plebiscito inédito en el mundo, que todavía es mencionado como ejemplo en decenas de países.
Lecciones para la política chilena actual
Hoy es necesario seguir poniendo en práctica las voluntades políticas que permitieron ese triunfo de las mayorías. El país ha cambiado, es otra la realidad social la que enfrentamos, pero las demandas siguen existiendo. Porque los ciudadanos creen, y están convencidos, que esa lucha que dieron en épocas pasadas debe ser recompensada con modernización del Estado, con mejoras a su calidad de vida, con eficiencia del servicio público para responder con prontitud sus necesidades inmediatas.
Lo que ocurrió hace algunos días, con la aprobación rápida y con votos transversales de los sectores políticos con representación parlamentaria para aprobar la reforma previsional, es solo un ejemplo de lo que debe ser el papel de quienes tenemos responsabilidades legislativas y estamos comprometidos con los hombres y mujeres de nuestro país.
El Partido Socialista está absolutamente de acuerdo con ese objetivo. Estamos abiertos al diálogo con todos los partidos de izquierda para proseguir con nuestra lucha por las conquistas sociales. Pero también estamos dispuestos a sentarnos a la mesa para dialogar con aquellos que creen que primero está Chile y su gente y no los intereses individuales.