En el restaurante La Cuca, de Amanda Canales, nunca falta en el menú un plato de quínoa. Este grano ancestral se ofrece como acompañamiento, mezclado con lentejas, en ensaladas y también en postres. Incluso, quienes llegan al local, ubicado en el pueblito de San Pedro de Alcántara, en la comuna de Paredones, región de O’Higgins, tienen la posibilidad de degustar un pan elaborado con una mezcla de harina blanca y de quínoa. Otra novedad es la malta de cebada con harina de quínoa.
La Cuca es uno de los 15 establecimientos comerciales de Paredones que firmaron un convenio de colaboración con el municipio de la comuna, para promover el consumo de quínoa.
Este acuerdo se enmarca en una ordenanza voluntaria que promulgó el municipio y que considera la entrega de un sello distintivo a los restaurantes que incluyan un plato de quínoa en su menú. Así, Paredones es la primera comuna del país en tener una ordenanza agroalimentaria.
Francisco Fuentes, integrante del equipo de investigación QuinoaLab UC, cuenta que junto a la cooperativa campesina Cooproquinua -usuaria del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap)– están desarrollando un proyecto de innovación y producción sustentable del grano en el secano de la región, financiado por FIA, y que en ese marco surgió esta ordenanza municipal. “Para ello se decidió distinguir con un sello a los establecimientos comerciales que ayuden a fomentar el consumo de quínoa”, detalló.
“Nos reunimos con los dueños de restaurantes y con representantes de la Cámara de Comercio y encontraron interesante la idea. La mayoría de los locales ya preparaba platos con quínoa, pero la idea era oficializarlo, generar un sello. De ahí surgió la iniciativa de que el municipio promulgara una ordenanza voluntaria”, dice Fuentes.
En abril del año pasado, durante la Expo Quinua que organiza la Municipalidad de Paredones, se promulgó esta ordenanza voluntaria y a fines de febrero de este año se hizo entrega de los sellos a los restaurantes que suscribieron el convenio.
Según Francisco Fuentes, los sellos distintivos llaman la atención de los visitantes: “la gente de Paredones sabe que en los restaurantes se ofrece platos con quínoa y ahora también los turistas sabrán que en el menú hay platos con este grano producido en la zona”. Agrega que se pretende replicar la iniciativa en la comuna de Pichilemu, donde también se produce quínoa.
Un producto con identidad
Amanda Canales dice que hace 50 años tiene el restaurante La Cuca en San Pedro de Alcántara, negocio que empezó con su marido, ya fallecido. Hoy la ayuda uno de sus 6 hijos, Salvatore Urzúa, quien destaca que “Paredones se identifica mucho con la quínoa” y que por ello el local de su mamá y otros de la comuna fueron introduciendo en el menú preparaciones con este grano, con buena aceptación de los clientes, muchos de los cuales son turistas que van a la zona costera.
“Ahora, con este sello, esperamos aumentar más el consumo de quínoa, un alimento que tiene un alto valor nutricional”, dice entusiasta Amanda Canales.
Para el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre, la ordenanza municipal de Paredones “es una iniciativa pionera y constituye un encadenamiento virtuoso de circuitos cortos de comercialización. Al integrar al productor primario en las cadenas de valor local, se resuelve un problema crítico de acceso al mercado que afecta a la quínoa nacional”.
Juan García, director de Indap O’Higgins, dice que el trabajo realizado por el conjunto de actores relacionados a la quínoa en Paredones y en la región “es reflejo de un esfuerzo mancomunado, sinérgico, organizado”.
Agrega que los servicios del agro y las municipalidades deben enfocarse ahora en llegar con estos productos a otros mercados y aumentar los canales de comercialización. “Hoy es la quínoa; mañana puede ser el cordero”, comentó.