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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

La campaña "Conductores Ni Una Gota" revela resultados preocupantes de la 5ª Radiografía al Consumo de Alcohol en Fiestas de Fin de Año, mostrando una creciente normalización de conducir bajo los efectos del alcohol. El estudio evidencia que la mayoría de los encuestados teme más ser detenido que chocar manejando ebrio, y que un alto porcentaje considera aceptable manejar en estado de ebriedad en Año Nuevo. Además, la percepción de indiferencia hacia los accidentes viales y la falta de conciencia sobre las consecuencias mortales de esta conducta son alarmantes.

Comenzó la campaña “Conductores Ni Una Gota”, en donde la Asociación Pro Consumo Responsable de Bebidas Espirituosas, junto al Ministerio de Transportes y Mutual de Seguridad, presentaron los resultados de la 5ª Radiografía al Consumo de Alcohol en Fiestas de Fin de Año, estudio elaborado junto a Cadem que revela una preocupante normalización de la conducción bajo los efectos del alcohol y una creciente indiferencia frente a los siniestros viales, donde hay más temor a ser detenido, que chocar manejando ebrio.

Se trata de una investigación aplicada a hombres y mujeres mayores de 18 años, donde el 61% de los encuestados cree que quienes conducen tras beber se preocupan principalmente de ser fiscalizados, seguido por el temor a dañar su propio vehículo (19%). Solo un 11% considera como principal riesgo causar lesiones graves o la muerte a terceros.

El informe evidencia además un alza sostenida en la percepción de normalización de esta conducta: el 44% estima probable que un familiar o amigo conduzca con alcohol durante estas celebraciones, casi el doble de lo registrado en 2023. Asimismo, el 43% considera “socialmente aceptado” manejar en estado de ebriedad en Año Nuevo, ocho puntos más que el año anterior.

La indolencia frente a la siniestralidad vial también se profundiza. El 70% cree que a la ciudadanía “le da lo mismo” si aumentan o disminuyen los fallecidos por accidentes de tránsito, y el 84% considera que el problema no es una prioridad país.

A ello se suma una debilitada percepción de control, donde el 55% estima poco o nada probable ser fiscalizado, mientras solo el 10% cree que enfrentarán sanciones ejemplificadoras. La mitad de los encuestados, además, desconoce las sanciones legales por conducir con alcohol.

Otro dato crítico es que cinco de cada diez personas creen que los accidentes asociados al alcohol no se pueden prevenir y consideran “inevitable” que algunos conduzcan bajo sus efectos en estas fechas.

Preocupación por estudio que muestra normalización a chocar manejando ebrio

Al respecto, el presidente de Aprocor, Juan Pablo Solís de Ovando, advirtió que existe una normalización muy peligrosa, que se traduce en que el temor a la sanción o a la pérdida material pesa más que la conciencia del daño humano, por lo que sostuvo que “ninguna celebración justifica conducir después de beber”.

En esa línea, el ministro de Transportes, Juan Carlos Muñoz, calificó los resultados como alarmantes y recordó que en 2024 fallecieron 1.439 personas en siniestros viales. En ese sentido, sostuvo que no solo se habla de estadísticas, sino de vidas truncadas y familias destruidas por conductas evitables.

Es por esto por lo que hizo un llamado a reforzar el mensaje de conducción responsable y a separar de forma absoluta el alcohol del volante.

Durante la actividad, la Mutual de Seguridad realizó una demostración preventiva mediante un simulador de conducción y lentes de alcosimulación, evidenciando el deterioro de reflejos y percepción del riesgo. Luis Alberto Stuven, gerente de Seguridad Vial de la Mutual, sostuvo que no existe un consumo seguro al manejar.

Cabe destacar que el estudio también expone prácticas sociales riesgosas, como que el 52% considera habitual que padres ofrezcan alcohol a sus hijos en estas fechas y el 78% reconoce que las personas no temen subirse a un vehículo conducido por alguien que ha bebido.