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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

La elección del próximo presidente de la Corte Suprema chilena se acerca en un momento crítico para el Poder Judicial, marcado por escándalos y tensiones internas. La ministra Gloria Ana Chevesich es la favorita para el cargo, pero su designación enfrenta resistencias debido al contexto complejo y la suspensión de un ministro. La tradición de elegir al miembro más antiguo podría romperse en esta ocasión, generando debate sobre la gobernabilidad y estabilidad del tribunal.

Esta semana se inicia la cuenta regresiva para definir quién encabezará la Corte Suprema en uno de los momentos más delicados que ha enfrentado el Poder Judicial en los últimos años, marcado por el impacto de diversos escándalos que han tensionado al máximo tribunal del país.

Será el próximo 15 de diciembre cuando podría vivirse un hecho histórico al interior del Palacio de Tribunales, si es que se mantiene la tradición de nombrar como presidente de la Corte Suprema al ministro o ministra con mayor antigüedad, cargo que se ejerce por un período de dos años.

En ese escenario, el nombre que aparece en primer lugar es el de la ministra Gloria Ana Chevesich.

Su eventual designación, sin embargo, se da en medio de un escenario especialmente complejo, tras la suspensión de un ministro supremo y los cuestionamientos que pesan sobre la institución, justo cuando debe definir a su nueva autoridad.

De acuerdo con fuentes del Palacio de Tribunales, al interior del máximo tribunal conviven dos posturas: una más cercana al suspendido ministro Diego Simpértigue, que vería con distancia la llegada de Chevesich; y otra que apuesta por un liderazgo de corte institucional y apegado al derecho, que respaldaría a la ministra como la carta más sólida para asumir la presidencia.

Aunque la tradición suele privilegiar al miembro más antiguo, algunos expertos miran con preocupación que, en el contexto actual, se evalúe romper esa práctica, elevando nuevos nombres como alternativas.

Consultado por Radio Bío Bío, el exministro de la Corte Suprema, Patricio Valdés, recordó que esta regla no escrita solo se ha alterado en circunstancias excepcionales.

Mencionó, por ejemplo, cuando él mismo declinó asumir la presidencia por estar próximo a la edad de retiro, lo que llevó a que el cargo recayera en el ministro Haroldo Brito.

A juicio de Valdés, apartarse de la tradición en las condiciones actuales sería un mal precedente para la institucionalidad del Poder Judicial.

“Después de todo lo que me parecería lo más lógico, es que se siguiera la tradición que muy pocas veces se ha saltado, pero me parece a mí que debe seguirse la tradición”, explicó.

Respecto a las resistencias frente a Chevesich, el académico de la Universidad Central, Claudio Pimentel, plantea que, debido al frágil momento que atraviesa el Poder Judicial, los ministros podrían dar prioridad a criterios de gobernabilidad y estabilidad antes que a la antigüedad.

“El cierre del presidente saliente de la Corte Suprema va a marcar una resistencia institucional, dejando una corte bastante golpeada”, sostuvo.

“Lo más probable es que el pleno busque una figura que garantice mayor estabilidad más allá de la antigüedad”, concluyó el académico.