Iván Aróstica, presidente del Tribunal Constitucional, enfrenta las últimas semanas de su mandato al frente de la entidad, cargo que deberá entregar a fines de agosto.

A pesar de las críticas que ha generado el creciente protagonismo del TC en las resoluciones aprobadas por el Congreso Nacional y los distintos órganos del Poder Judicial, Aróstica defiende el rol que el tribunal ha cumplido durante el último período.

En entrevista con La Tercera, se refirió a la incidencia del organismo en la evolución del caso del ex comandante del Ejército Humberto Oviedo, procesado por malversación de caudales públicos, reconociendo la tardanza que ha provocado la paralización adoptada por el tribunal, pero asegurando que en este tipo de casos es necesario actuar con prudencia.

Lamberto Cisterna, vocero de la Corte Suprema, se refirió el pasado jueves a las consecuencias de este fallo, evidenciando que la resolución puede generar grandes retrasos en la causa e insistiendo en la necesidad de reformar el Tribunal.

“Espero que todos esos casos se resuelvan con la mayor rapidez posible. Pero reformar o no el TC está en el programa de Gobierno”, dijo.

En la misma línea, Aróstica reconoció una tardanza generalizada en el TC respecto a la redacción de los fallos dispuestos por el organismo, advirtiendo que se está trabajando para sacar adelante los más de 180 casos que han sido calificadas con excesiva demora.

Rodrigo Picá, ex secretario del TC en el periódo 2015-2018, explicó que en los últimos años el organismo ha debido lidiar con un aumento explosivo en la cantidad de causas ingresadas, lo que explicarían la lentitud en la resolución de los distintos procesos.

Además, aseguro que más del 90% de los recursos de inaplicabilidad, como el presentado en el caso del ex comandante Oviedo, concluyen en la suspensión de la causa, retrasando aún más los tiempos normales del TC.

“El 2017 los ingresos fueron algo así como 950, siendo que el promedio histórico era 250 ó 300. El año pasado terminó con más de 1.600”, detalló.

Aróstica explicó que el problema de la tardanza en la resolución de fallos no se debe a la suspensión de causas, como ocurrió con Oviedo, ya que es un recurso que se utiliza desde antes de presentarse el problema.

A pesar de esta justificación, afirmó que hay un compromiso por parte de todos los ministros del TC para apurar la redacción de los fallos, además de realizar sesiones extraordinarias donde afrontar las causas que se cataloguen con excesivo retraso.