Un sistema que estaba “naturalizado” en el Ejército para concretar, con dinero del Estado, viajes de turismo por todo el mundo se conoció en el marco de la investigación por supuesto fraude al Fisco en el interior de la institución castrense.

En la investigación que lleva a cabo la ministra en visita, Romy Rutherforth, para indagar los supuestos fraudes que se materializaban a través de viajes de turismo irregulares por parte de funcionarios de la institución, se conoció en junio una arista que involucraría a civiles. Estos, trabajaban en las agencias de turismo que gestionaban los pasajes aéreos, hoteles y tours para los uniformados.

Fue así como el fiscal José Morales comenzó a investigar dicha arista, para determinar el grado de culpabilidad de los civiles en la causa principal que investiga la ministra de la Corte de Apelaciones de Santiago y Marcial, Romy Rutherforth.

Lo anterior ha permitido que se hayan comenzado a esclarecer los mecanismos que utilizaban los turistas castrenses para lograr recorrer los destinos turísticos más importantes del mundo: Punta Cana, Miami, Roma y Venecia eran los favoritos, detalla La Segunda.

El fiscal Morales, de vasta experiencia en delitos de alta complejidad, está enfocando su trabajo en las agencias y ejecutivos que desde 2009 a 2016 prestaban servicios al Ejército y que hoy, están en el ojo del huracán.

Según detalla el mismo medio, existía un mecanismo o sistema preestablecido, reconocido y utilizado por gran parte de los militares, el cual fue reconstruido por la Brigada de Delitos Funcionarios (Bridef) de la Policía de Investigaciones (PDI) que trabaja en las diligencias ordenadas por el persecutor.

Los 7 pasos previos a recorrer el mundo

Primero el Ejército realizaba la solicitud al Ministerio de Defensa para que un funcionario de la institución saliera del país. Así, sólo funcionarios con más de 8 meses de antigüedad podían realizar el viaje acompañados por su cónyuge y/o cargas legales, detalla el vespertino.

Posteriormente, ya con el permiso de la secretaría de Estado, la institución castrense emanaba la orden fiscal con el detalle del itinerario.

Así y en tercera instancia, la agencia elegida hacía llegar la cotización con el costo del viaje, la cual siempre se realizaba por el servicio One Way; el más caros pero a su vez, eficiente porque da mayor flexibilidad, algo que posteriormente en “el mecanismo” resultaría clave.

Con esto, el funcionario que realizaría el viaje ya podía hacer el retiro de, el o los, pasajes en la sección de Pasajes y Fletes del Ejército.

Una vez que el uniformado ya tenía los pasajes “en la mano”, iba a la agencia donde los ejecutivos le ofrecían distintas opciones para “hacer rendir” el alto valor del pasaje: en el paquete turístico se les daba como alternativa realizar escalas en distintas ciudades, extender el tiempo de estadía, reserva de exclusivos hoteles, tours y autos de arriendo. Incluso, si no había logrado conseguir pasaje para su pareja o cónyuge (por antigüedad o por otra razón) al funcionario se le ofrecía viajar acompañado, dado el alto precio que costaban sus pasajes.

Luego, hábilmente la agencia gestionaba el viaje y detallaba el itinerario real, pero facturaba al Ejército la solicitud original que había hecho la institución castrense. Es decir, cobraba el viaje al Ejército sin avisar de “los cambios” que se habían realizado.

Por último, el Ejército de Chile y con dineros del Estado, pagaba a la agencia que prestó el servicio, configurándose así el delito de fraude al Fisco que está siendo investigado.

En esa línea, el 9 de noviembre de este año se conoció que el jefe de Pasajes y Fletes del Ejército, coronel Juan Cornejo -quien está siendo procesado por fraude al Fisco-, agregó nuevos antecedentes al caso que investiga Romy Rutherford.

En concreto, Cornejo notificó que varias de las agencias de viajes con las que trabajaba la institución tenían personas vinculadas directamente con el ejército, incluyendo cónyuges de funcionarios activos y en retiro.