Una inesperada polémica generó el canciller de Alemania, Friedrich Merz, luego que dedicara palabras para la ciudad amazónica de Belém, sede de la COP30.
La calurosa y húmeda localidad, punto de entrada para la Amazonía y en donde más de la mitad de la población vive en favelas, alberga a miles de participantes de todo el mundo para las negociaciones climáticas de la ONU.
Tras participar en la cumbre climática, Friedrich regresó a su país, en donde se refirió a la localidad brasileña en la que se llevó a cabo el encuentro, dichos que en Brasil fueron calificados como “prejuiciosos”.
“Vivimos en uno de los países más hermosos del mundo. Les pregunté a los periodistas que me acompañaron a Brasil la semana pasada: “¿Quién de ustedes querría quedarse aquí?”. Nadie levantó la mano”, señaló el líder alemán en un congreso comercial en Berlín.
“Todos se alegraron de haber regresado a Alemania y de haber dejado ese lugar”, agregó, según recogen medios internacionales como France 24.
Sus dichos no pasaron inadvertidos en el país anfitrión de la cumbre. Helder Barbalho, gobernador del estado de Pará, en donde se ubica Belém, criticó al canciller alemán.
“Es curioso ver que quienes han contribuido al calentamiento global se sorprendan del calor en el Amazonas”, indicó en sus redes sociales.
“Un discurso prejuicioso del canciller revela más sobre quién lo pronuncia que sobre a quién se refiere. El futuro exige menos promesas y más apoyo concreto para quienes protegen los bosques”, sostuvo.
Por su parte, el alcalde de Belém, Igor Normando, escribió: “Desafortunadamente, el canciller alemán pronunció un discurso lleno de arrogancia y prejuicios, a diferencia de su pueblo, que muestra su fascinación por nuestra ciudad en las calles de Belém”.
En la misma línea, el periodista Jamil Chade publicó una columna en el sitio UOL titulada: “Merz, tu xenofobia es el nuevo Muro de Berlín”.
Cabe señalar que el ministro de Medio Ambiente de Alemania, Carsten Schneider, mostró un tono diferente en su discurso del lunes en una sesión plenaria de la COP 30, instancia en la que alabó “al maravilloso pueblo de Brasil” que lo “cautivó con su cálida hospitalidad”.