Los israelíes votaban este martes en sus segundas elecciones legislativas en cinco meses, en las que decidirán si extienden el mandato de Benjamin Netanyahu, el primer ministro que más tiempo ocupó el cargo en el país, a pesar de las sospechas de corrupción en su contra.
“El presidente Trump dijo ayer que las elecciones serían reñidas, esta mañana puedo asegurarles que son muy reñidas”, afirmó Netanyahu, pidiendo a los israelíes que voten en masa, después de depositar su papeleta en una urna en Jerusalén junto a su esposa Sara.
“Es un 50%/50%”, había juzgado el presidente estadounidense con respecto a las elecciones, que se han convertido en una especie de referéndum sobre el destino Netanyahu, del que Donald Trump es cercano.
“Queremos una nueva esperanza, hoy votamos por un cambio, conseguiremos traer esperanza, conseguiremos traer un cambio, sin corrupción y sin extremismo, todos juntos”, dijo por su parte su principal rival, el exjefe del Estado Mayor Benny Gantz, después de votar en los suburbios de Tel Aviv.
Los 6,4 millones de electores israelíes empezaron a votar a las 07:00 locales (03:00 de Chile) y podrán hacerlo hasta las 22H00 en los 10.700 centros de votación dispuestos para este “partido de vuelta”, que se anuncia ajustado.
El pasado abril, el conservador Likud de Netanyahu y la alianza centrista Kahol Lavan, de Gantz lograron cada uno 35 escaños de los 120 de la Knesset, el Parlamento israelí.
El presidente del país, Reuven Rivlin, encomendó la formación de gobierno a Netanyahu quien, ante la imposibilidad de formar una coalición mayoritaria, prefirió disolver el parlamento y celebrar nuevas elecciones.
Durante los últimos cinco meses, pocas cosas cambiaron en la política israelí, y los sondeos pronostican un nuevo duelo tenaz entre Netanyahu y Gantz. Según sondeos, cada uno de los dos partidos obtendría 32 bancadas.
Así, el resultado de sus potenciales aliados (la derecha y los partidos religiosos para Netanyahu; la izquierda y los partidos árabes para Gantz), podría ser determinante en el sutil juego de alianzas y la formación de gobierno.
Unos 18.000 policías, empleados de empresas de seguridad y voluntarios vigilan los centros de votación de todo el país, además de las colonias judías en la Cisjordania ocupada y en Jerusalén Este, anexionado. La mayoría de los palestinos que viven en Jerusalén Este no puede votar.
Supervivencia política
Estos nuevos comicios se producen además a solo un mes de la comparecencia de Netanyahu ante la justicia por “corrupción”, “abuso de confianza” y “malversación”, cargos por los que aún no fue inculpado.
El primer ministro es sospechoso de haber intentado obtener una cobertura favorable del sitio de información Walla, a cambio de favores gubernamentales que podrían haberse materializado en cientos de millones de dólares para Bezeq, principal grupo de telecomunicaciones de Israel, cuyo presidente es propietario de Walla.
Una victoria electoral de Netanyahu podría permitir a sus aliados votar su inmunidad. Pero si es electo y después inculpado, Netanyahu se convertiría en el primer jefe de gobierno en ejercicio en tal situación en la historia de Israel.
Frente a “Bibi”, como lo llaman los israelíes, el general Benny Gantz se presenta con una propuesta más liberal en materia social pero con una imagen de halcón en las cuestiones de seguridad. Gantz podría apostar por una alianza de partidos laicos -de izquierda y árabes- frente al bloque de derecha de Netanyahu y sus aliados de los partidos judíos ultraconservadores.
“En pocas ocasiones se ven los electores ante dos opciones tan diferentes, solo dos caminos, y deben elegir cuál tomar”, resumió Benny Gantz en una tribuna publicada el lunes en los principales periódicos.
Los primeros sondeos a boca de urna llegarán poco después del cierre de los centros de votación, y los primeros resultados oficiales, a lo largo de la noche.
Además de los resultados del Likud y de Kahol Lavan, resultará clave el apoyo al resto de formaciones, para saber quién podrá alcanzar, a través de las alianzas, la codiciada cifra de 61 diputados, que marca la mayoría en la Knesset.
Para poder entrar al Parlamento israelí, una lista electoral debe superar el umbral del 3,25%.