A fines de octubre, Estados Unidos comenzó el despliege del portaviones USS Gerald R Ford, considerado como el más fuerte de toda su flota y uno de los más grandes de todo el mundo, hacia el Caribe.
Lo anterior se dio en medio de lo que se conoce como la lucha de la administración de Donald Trump contra los carteles de narcotráfico en Sudamérica, lo que ha tensionado las relaciones con países como Colombia y Venezuela.
“En cumplimiento de las directrices del presidente Donald Trump para desmantelar las organizaciones criminales transnacionales y combatir el narcoterrorismo en defensa del territorio nacional, el secretario de Defensa ha ordenado al portaaviones Gerald R. Ford desplazarse a la zona de mando correspondiente a América Central y del Sur”, escribió el portavoz del Pentágono, Sean Parnell, en la red social X.
¿Cómo es el USS Gerald R Ford?
El Gerald R. Ford es el primero de una nueva generación de portaaviones diseñados para reemplazar a la célebre clase Nimitz, pilar de la flota estadounidense desde la década de 1970. La construcción comenzó en 2005 en los astilleros Newport News Shipbuilding, en Virginia, y el navío fue puesto en servicio en 2017.
Bautizado en honor al presidente número 38 de Estados Unidos, busca -de acuerdo con la formulación de la Marina de Estados Unidos- representar la continuidad del poder naval estadounidense en el siglo XXI.
Con un costo estimado de unos 13.000 millones de dólares, es el buque militar más caro jamás construido. Sin embargo, la Marina afirma que su diseño permitirá ahorrar recursos durante los próximos 50 años, gracias a sus sistemas automatizados y a las menores necesidades de mantenimiento.
El Gerald R. Ford desplaza unas 100 000 toneladas y mide 333 metros de eslora, el equivalente a tres campos de fútbol americano. Está propulsado por dos reactores nucleares capaces de generar suficiente electricidad para abastecer una pequeña ciudad, lo que le otorga una autonomía casi ilimitada: puede navegar hasta 20 años sin reabastecerse de combustible.
Según medios especializados en defensa que han documentado el desarrollo del USS Gerald R. Ford desde su construcción, su principal innovación es el sistema de lanzamiento electromagnético (EMALS), que reemplaza las tradicionales catapultas de vapor.
Este sistema permite que los aviones despeguen con mayor rapidez, menor desgaste y hace posible un uso más eficiente de la energía. El sistema de frenado, denominado Advanced Arresting Gear, utiliza un mecanismo de energía controlada que puede detener tanto drones como aviones de combate supersónicos.
El portaaviones cuenta también con un radar de doble banda capaz de seguir cientos de objetivos simultáneamente, tanto en el aire como en el mar, a varios centenares de kilómetros de distancia. En materia de defensa, está equipado con misiles antiaéreos, cañones automáticos y sistemas de protección cercana frente a amenazas como drones o misiles.
Según la Marina de Estados Unidos, el USS Gerald R. Ford puede embarcar hasta 75 aeronaves, entre ellas cazas F/A-18 Super Hornet, aviones de guerra electrónica EA-18G Growler, aeronaves de alerta temprana E-2D Hawkeye y helicópteros MH-60. En el futuro, también podrá albergar cazas F-35C y drones de combate.
Su flota aérea embarcada puede realizar ataques a más de 1.000 kilómetros, además de misiones de vigilancia, reconocimiento y rescate, garantizando cobertura aérea sobre amplias zonas regionales.
Además, el portaaviones no opera de forma aislada: constituye el núcleo de un grupo de combate naval, que suele incluir dos destructores, un crucero, un submarino de ataque y varios buques logísticos. En conjunto, forman una fuerza capaz de realizar operaciones militares de gran escala en cualquier punto del planeta.