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La muerte de un afroestadounidense en Luisiana, en principio atribuida oficialmente a un choque en una persecución policial, tomó un giro al difundirse videos que muestran a agentes reduciéndolo con descargas de pistola de electrochoque, golpeándolo y sofocándolo.

El incidente ocurrió el 10 de mayo de 2019 cuando agentes estatales de Luisiana intentaron detener el auto conducido por Ronald Greene, un barbero de 49 años, por una infracción no especificada de tránsito.

Los familiares de Greene dijeron que inicialmente la policía les informó que su muerte ocurrió cuando, durante la persecución, el auto se estrelló contra un árbol.

No obstante, un informe policial posterior escrito de la policía señaló que Greene sobrevivió al choque y forcejeó con quienes querían arrestarlo. Allí dice que el afroestadounidense murió cuando era llevado al hospital.

Solo un tiempo después, la policía estatal admitió que sus agentes debieron recurrir a la fuerza durante el arresto que consideraron justificado.

Sin embargo imágenes de cámaras que portaban los agentes y las de uno de sus vehículos obtenidas por la agencia Associated Press (AP), así como videos adicionales divulgados por el estado, muestran una versión diferente.

“¡Tengo miedo!”

La agencia AP dice que el video deja ver que los agentes abrieron la puerta del auto y lo redujeron con una pistola paralizante mientras Greene les gritaba “¡Lo siento!” y “¡Tengo miedo!”.

Un agente lo tiró al suelo y le oprimió el cuello mientras le pegaba en la cara. Aún en el suelo y esposado, recibió nuevas descargas de la pistola de electrochoque.

Greene quedó en el suelo durante nueve minutos mientras los agentes se limpiaban la sangre de sus manos.

En mayo de 2020, la familia de Greene demandó a la policía por homicidio culposo, alegando que la paliza que recibió lo dejó sangrando y con un paro cardíaco.

La demanda señala que el auto de Greene no tenía señales de haber embestido el árbol como decía la versión inicial y el airbag ni siquiera se había abierto. También se indicó que una autopsia independiente encontró graves lesiones en la cabeza que no se ajustaban a un choque del auto.

En septiembre las autoridades federales comenzaron a investigar el caso.

Uno de los tres agentes mencionados en la demanda de la familia fue suspendido, pero volvió a su cargo. Otro murió en un accidente de auto horas después de haber sido despedido por su relación con el caso, informó AP. El tercero fue arrestado en febrero en otro caso que también implica uso excesivo de fuerza.

Las muertes relacionadas con la violencia policial han tenido un intenso escrutinio desde la muerte hace un año de George Floyd en Minneapolis.
En ese caso también, el video contó una historia muy diferente al relato policial inicial.