Keith Raniere, el gurú de la secta de esclavas sexuales NXIVM, que eran grabadas a fuego con sus iniciales, fue sentenciado el martes a 120 años de prisión por un juez de Nueva York.

La sentencia fue pronunciada tras cinco horas de audiencia en la corte federal de Brooklyn, durante la cual 15 víctimas prestaron testimonio contra Raniere, de 60 años, incluida una mujer identificada solo como “Camila” que contó que fue obligada a mantener relaciones sexuales con él desde sus 15 años.

“Yo era una niña (…) Me robó la juventud”, declaró Camila, hoy de 30 años. “Me manipuló para su propio placer”, añadió. “Esperaba que yo estuviese disponible sexualmente todo el tiempo”.

Su testimonio fue la sorpresa de la audiencia. Camila no testificó durante el juicio de Raniere celebrado en junio del año pasado, al final del cual el acusado fue declarado culpable de siete delitos, incluido explotación sexual de una adolescente de 15 años, extorsión y asociación para delinquir.

Las otras víctimas presentes en la audiencia lo describieron como un “depredador”, un “monstruo”, “un mentor sádico y patológico”.

Su abogado, Marc Agnifilo, intentó argumentar que las víctimas podían haber cambiado en su manera de ver sus relaciones con el gurú.

“Es claro que se aprovechó de personas sexualmente”, replicó el juez Nicholas Garaufis.

“Sin remordimientos”

La sentencia marca el fin del recorrido de un hombre con un poder de persuasión fuera de lo común, venerado aún por decenas de personas a pesar de las acusaciones en su contra.

Establecida en 1998 en Albany, la capital del estado de Nueva York, NXIVM (se pronuncia Nexium) ofrecía cursos de autoayuda a precios exorbitantes y tenía centros en varias ciudades de Estados Unidos, México, Canadá y otros países.

En 2015, Raniere creó una segunda organización paralela piramidal, bautizada DOS, que tenía unas 15 a 20 “esclavas” sexuales y “amas”. Las esclavas debían tener relaciones sexuales cuando lo quisiera el “Gran Amo”, uno de los sobrenombres de Raniere.

Algunas “esclavas” fueron marcadas a fuego con un símbolo que representaba sus iniciales.

En una carta escrita antes de la sentencia, Raniere insistió en su inocencia y dijo estar “orgulloso de la obra” de su vida. No mostró remordimientos y dijo que “nunca” hizo intencionalmente daño a nadie.

Todas las relaciones sexuales con miembros de su secta fueron consentidas, afirmó.

Tras escuchar los testimonios de las víctimas, sugirió que mentían, al tiempo que dijo lamentar “el dolor, la cólera” que expresaron.

“Yo no quería provocar ese dolor”, pero “no tengo remordimientos por las acusaciones, no son justas”, indicó.

El fiscal pedía la cadena perpetua porque más allá de la gravedad de los hechos, Raniere no mostró “ninguna empatía por sus víctimas” y “seguirá cometiendo delitos si es liberado”.

La defensa esperaba una pena limitada a 15 años de cárcel.

“Los 120 años impuestos están a la medida de los horribles crímenes que cometió”, dijo el fiscal Seth DuCharme tras la audiencia. “Espero que la sentencia permita a las víctimas y a sus familias dar vuelta la página”.

Heredera y actriz

Otras cinco personas fueron acusadas en el marco del caso, y todas se declararon culpables para evitar un juicio.

Una de ellas, la heredera del imperio de destilerías Seagram, la canadiense Clare Bronfman, fue condenada el 30 de septiembre a más de seis años de cárcel.

Las otras, entre ellas la actriz Allison Mack y la cofundadora de Nxivm Nancy Salzman, aún aguardan su sentencia.

El escándalo NXIVM es objeto de dos adaptaciones a la televisión y el cine: una serie documental, “The Vow” (“La promesa”), en HBO, y un filme de Lisa Robinson, “Escaping the Nxivm Cult” (Escapando del culto Nxivm), de 2019, sobre el testimonio de una madre que intentó liberar a su hija de la secta.

En México el socio de Raniere era Emiliano Salinas, hijo del expresidente Carlos Salinas de Gortari.

En un mensaje publicado en Twitter durante el juicio del gurú, Salinas dijo que se desvinculó de NXIVM “de manera inmediata” a inicios de 2018, cuando una conocida involucrada en la secta le contó las “atrocidades” padecidas.