La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, expresó hoy su preocupación por la situación de los derechos humanos en China, donde “las libertades cívicas siguen restringidas en nombre de la seguridad nacional y la respuesta contra el COVID-19”.

En su informe sobre la situación de las libertades fundamentales en el planeta ante el Consejo de Derechos Humanos, Bachelet subrayó que en China “abogados y activistas, entre ellos algunos ciudadanos extranjeros, afrontan cargos criminales arbitrarios, detenciones y juicios injustos”.

La alta comisionada aludió especialmente a la situación en Hong Kong, donde según destacó más de 600 personas han sido investigadas por participar en diferentes protestas, algunas de ellas en aplicación de la polémica Ley de Seguridad Nacional aprobada el pasado año por el Gobierno chino.

También pidió a China una evaluación completa de la situación de los derechos humanos en la región autónoma de Xinjiang (noroeste), donde se ha denunciado que más de un millón de personas de etnias musulmanas como la uigur han sido recluidas en los últimos años en presuntos centros de reeducación.

La expresidenta chilena planteó la posibilidad de realizar un viaje oficial a China para evaluar la situación en ese país, y en ese sentido expresó su confianza en que a través de negociaciones con el Gobierno chino se acuerden las condiciones para esa visita.

De otros países asiáticos, Bachelet denunció intentos en India de reducir la libertad de expresión, por ejemplo con acusaciones de sedición contra periodistas y activistas por informar de las recientes protestas campesinas.

También mostró su preocupación por la “alarmante situación” en Birmania, (Myanmar), donde el ejército dio un golpe de Estado a principios de este mes, y la persecución de activistas, periodistas y defensores de derechos humanos en otros países de la zona como Camboya, Indonesia, Tailandia o Vietnam.