Los enfrentamientos entre unidades de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) y disidencias de las FARC en Venezuela evidencian dos graves problemas que ambos países han propiciado, y que hasta ahora no habían evidenciado su correlación: en Colombia, la deficiente implementación del Acuerdo de Paz; y en Venezuela, la connivencia de los regímenes de Chávez y Maduro con grupos guerrilleros colombianos, incluidos altos exjefes disidentes de las FARC que se lucran de la ilegalidad.

Son varios los factores que han llevado a que las filas de las disidencias crezcan. “Primero, Colombia no le ha brindado a muchos excombatientes de las extintas FARC las oportunidades que les abran una perspectiva de vida; a esto se suman los ataques al Acuerdo de Paz, y a la Justicia Especial para la Paz(JEP), en especial, lo que ha hecho fortalecer las filas de las disidencias”, explica Stefan Peters, director del Instituto Colombo-Alemán para la Paz (CAPAZ).

El tercer factor clave es que “debido a la crisis en Venezuela, las disidencias guerrilleras allá pueden reclutar a ciudadanos venezolanos dispuestos a hacerlo para sobrevivir”. Una base que les permite a los grupos criminales tolerados por el Gobierno de Venezuela financiarse con el narcotráfico, la explotación ilegal de minerales, entre otros delitos.

AFP

Peters no descarta que “con este ataque a una rama de las disidencias, el Gobierno de Nicolás Maduro intente frenar la creciente pérdida de control de su territorio”, pero tampoco avala la tesis de Javier Tarazona, director de la ONG opositora FundaRedes, que ha dicho a la radio colombiana FM que “en realidad, los ataques son solo una escenificación de Nicolás Maduro para mostrar que su gobierno no apoya el terrorismo”.

Lo cierto es que la conexión de los gobiernos chavistas con grupos armados afincados en Venezuela es un factor decisivo en la pérdida de soberanía y la degradación de la seguridad. Según FundaRedes, en el 2020 “hubo 1.613 homicidios, 208 desapariciones o secuestros y 555 enfrentamientos armados en los estados fronterizos con Colombia”.

Colombia recibe ahora a los desplazados de un conflicto armado en Venezuela, que en parte, es importado de Colombia, y en parte, promovido por el apoyo de Hugo Chávez y Nicolás Maduro a grupos armados foráneos en Venezuela.

Un mensaje de solidaridad y soberanía desde Colombia

“La violencia en Venezuela ha generado una crisis humanitaria real en Colombia. En los últimos tres días hemos recibido a más de tres mil personas para quienes ya hemos acondicionado coliseos y estamos enviando desde Bogotá y Cúcuta alimentos y carpas, también con la ayuda de Naciones Unidas, y con la convicción del Estado colombiano de acoger y atender a los refugiados venezolanos”, dice a DW Lucas Gómez García, Gerente de Fronteras de la Presidencia de Colombia, desde la misma frontera.

El alto funcionario colombiano concluye que “el conflicto en Venezuela está ligado a la permisividad del régimen de Nicolás Maduro con la presencia y acciones impunes de disidencias de las FARC en su país, por lo que cuando uno alberga a bandidos, tiene consecuencias”. ¿Cuáles? “Que esos grupos armados tienen en jaque a la institucionalidad del fronterizo estado de Apure, desplazando a la población civil que se ve obligada a cruzar el Río Arauca hacia Colombia”. Los desplazados venezolanos están llegando a Arauca, Arauquita, Saravena y Tame.

¿Puede el conflicto ser la chispa que prenda una conflagración binacional?

“Así algunos actores violentos hayan ido de Colombia a Venezuela, el conflicto se queda en ese país”, es la contundente respuesta de Lucas Gómez, quien reitera que “Colombia, siempre que no haya ninguna transgresión, mantendrá su postura tradicional de respeto por los vecinos y firmeza en la defensa de su territorio”.

La situación no podía ser más paradójica: un grupo armado ilegal compuesto por excombatientes de las FARC amenaza la estabilidad de Venezuela y desplaza a población venezolana, que tiene que refugiarse en Colombia. Luego el problema regresa a Colombia encarnado en las víctimas venezolanas que sufren el descalabro de las políticas a ambos lados de la frontera de 2.219 kilómetros, a uno y otro lado del Río Arauca.

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Según Miguel Ceballos, alto comisionado para la paz de Colombia, “la dictadura de Maduro ha hecho un daño tremendo a la implementación de los acuerdos (de paz) al cobijar a criminales”, dijo este 23 de marzo a Reuters.

Nadie duda del apoyo del régimen de Maduro a los grupos irregulares, pero “la implementación del Acuerdo de Paz tiene – o no – lugar en Colombia y se decide en Colombia, y es exclusiva responsabilidad del Gobierno de Colombia y la sociedad colombiana”, replica el profesor Stefan Peters, quien advierte que echarle la culpa de todos los males a Venezuela no lleva a nada. Toda vez que las disidencias de las FARC en Venezuela no son los únicos ni los mayores problemas para Colombia. El investigador alemán de la Universidad de Gießen menciona “los asesinatos de líderes sociales y las actividades de otros grupos armados en Colombia en la costa Pacífica, muy lejos de Venezuela”.

Colombia necesita ayuda, Venezuela diálogo

Sea como sea, concluye Stefan Peters, “Colombia no puede atender sola la crisis humanitaria, por lo que insta a la comunidad internacional a mostrarse solidaria”.

¿Hora de hablar? Este 24 de marzo, Argentina abandonó el Grupo de Lima y convoca al diálogo “sin excluir a nadie”. A lo mejor, concluye Stefan Peters, director de CAPAZ, esta sea “una oportunidad para abandonar la fijación en nombres como Maduro o Guaidó, y dialogar con quienes estén dispuestos a hablar, no sobre figuras sino sobre temas”.

Así, hasta que no haya una solución dialogada para el regreso a la democracia en Venezuela, el discurso belicista desde y contra Caracas, así como las tareas no resueltas en la misma Colombia, seguirán produciendo refugiados, por obra de la crisis y/o de las disidencias.

DW