El exministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, enfrentará un juicio por presunta corrupción y lavado de dinero en el marco de la megacausa Lava Jato, según una decisión judicial publicada este lunes.

Mantega, de 69 años, habría recibido dinero del grupo Odebrecht a cambio de editar al menos dos medidas de gobierno que favorecían a la empresa, según consta en el despacho del juez Sergio Moro reproducido por los principales periódicos brasileños.

“La denuncia describe un claro delito de corrupción en el cual cincuenta millones de reales habrían sido puestos a disposición de Guido Mantega por el Grupo Odebrecht como contrapartida específica de la edición y aprobación de medidas provisorias en las condiciones pretendidas por el grupo empresarial”, afirma el juez, que vio indicios suficientes para aceptar la denuncia contra Mantega y otros nueve acusados.

A partir de ahora comienza la llamada “fase de instrucción” para determinar si son culpables o inocentes.

Es la primera vez que Mantega, quien fue ministro de hacienda durante el segundo gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y continuó al frente de la cartera durante el primer mandato de Dilma Rousseff, es procesado en el mayor caso de corrupción en la historia de Brasil, que puso al propio Lula tras las rejas.

La AFP no pudo establecer contacto inmediato con la defensa de Mantega, que tampoco se manifestó a través de la prensa local.

En la misma decisión, Moro rechazó una denuncia contra Antonio Palocci, otro ministro de Hacienda de Lula, quien ya recibió una condena de Moro y permanece preso en Curitiba (sur), donde colabora con la justicia.

“Según la denuncia, a pesar de haber participado de los hechos e informado sobre el arreglo de corrupción, consta que habría sido Guido Mantega el responsable específico por la solicitación y posterior utilización” del dinero, afirma el magistrado al justificar la falta de indicios contra Palocci en este caso.

La Operación Lava Jato, que desde que fue lanzada en 2014 descubrió una enorme red de sobornos centrada en la estatal Petrobras, tuvo numerosas ramificaciones y continúa sacudiendo los cimientos de la política brasileña y latinoamericana.

Odebrecht, una de las empresas involucradas en el esquema, admitió haber pagado más de 3.000 millones de dólares en sobornos en América Latina y África para adjudicarse proyectos o financiar campañas políticas.

El escándalo de Odebrecht llevó a la cárcel a expresidentes y altos funcionarios en países como Brasil, Perú y Colombia.