Los camioneros brasileños tardaban el lunes en desmovilizarse tras una semana de bloqueos que paralizan al país, pese a las concesiones hechas por el presidente Michel Temer, que provocaron una reacción negativa de los mercados, derrumbando las acciones de Petrobras.

Camiones con gasolina o gas empezaron a circular paulatinamente en varias ciudades, entre ellas Brasilia, pero aún se reportaban bloqueos en una veintena de los 27 estados brasileños, de acuerdo con un cómputo realizado por el portal G1.

Ocho de los 54 aeropuertos del país estaban sin gasolina y los supermercados prácticamente sin alimentos frescos; en Sao Paulo funcionaba el 70% de la flota de autobuses. Y muchas universidades suspendieron suspendieron sus clases.

En el puerto de Santos (sudeste), el mayor de América Latina, los transportistas autónomos (propietarios en su gran mayoría de un camión) que bloquean la entrada de cargas desde hace ocho días se pronunciaron por la prolongación del movimiento, informó un reportero de la AFP.

Algunos gremios se dijeron dispuestos a desmovilizarse, pero pidieron tiempo para consultar a sus bases.

“La expectativa es que en el día de hoy las manifestaciones cesen y los camioneros vuelvan a trabajar. Aún existen algunos puntos de bloqueo, pero la huelga reivindicativa fue resuelta”, afirmó el secretario general de la Presidencia, Carlos Marún, a la radio CBN.

“A partir de ahora es un movimiento de radicalización anárquica que entendemos que no va a prosperar”, añadió.

La semana pasada, Temer realizó algunas concesiones y movilizó a las fuerzas armadas para asegurar el abastecimiento de combustibles de aeropuertos y de gasolineras, pero el impacto de esas medidas fue sumamente limitado.

La crisis se produce en plena precampaña de las elecciones presidenciales y legislativas de octubre próximo, en la cual ningún candidato favorable a las políticas de ajuste fiscal preconizadas por el gobierno figura entre los favoritos para suceder a Temer.

Difícil retorno a la normalidad

Incluso en caso de que los camioneros levanten todos los bloqueos, la normalización de las cadenas productivas de la mayor economía latinoamericana llevará semanas, si no meses.

La Asociación Brasileña de Proteína Animal informó que unos 64 millones de pollitos y aves murieron por falta de alimento y otros 1.000 millones estarían en peligro, al igual que 20 millones de porcinos.

Normalizar el aprovisionamiento de raciones podría demandar hasta dos meses, según estimaciones de expertos.

La Asociación Nacional de Hospitales Privados indicó que a partir de este lunes muchos establecimientos “no podrán garantizar la continuidad del cuidado de los pacientes que necesiten tratamiento si no se adopta alguna medida inmediata”.

Algunas estaciones de servicio comenzaron a ser abastecidas después de la intervención de las fuerzas armadas, pero inmediatamente se formaban filas kilométricas de vehículos para aprovisionarse, situación que se repite en las gasolineras de las ciudades fronterizas uruguayas.

Petrobras se hunde, petroleros anuncian huelga


Las acciones de Petrobras en la Bolsa de Sao Paulo se hundían el lunes por la tarde en torno a 14%, en reacción a las concesiones anunciadas por Temer.
El jueves pasado, los valores de la petrolera estatal ya se habían derrumbado otro 14%.

La medida más cuestionada por los mercados es la reducción de 46 centavos de real por litro de diésel durante 60 días, y luego de ese periodo una revisión mensual de precios, y ya no diaria, como lo hacía la estatal Petrobras hasta la semana pasada, cuando estalló la crisis.

El ministro de Hacienda, Eduardo Guardia, aseguró que esa medida “no ocasionará ningún perjuicio” a la compañía y que “no supone una congelación de los precios”, sino que “solo altera la periodicidad” de la revisión.

Pero el impacto de las nuevas subvenciones para ayudar a Petrobras a mantener sus márgenes será de 9.500 millones de reales (unos 2.500 millones de dólares), que pueden comprometer las metas fiscales y la credibilidad del gobierno, cuya mayor bandera ha sido el restablecimiento de las cuentas públicas a través de duros ajustes.

Para completar el cuadro, la Federación Única de Petroleros (FUP) convocó a un paro de 72 horas a partir del miércoles en Petrobras, exigiendo la reducción de los precios del gas de cocina y de los combustibles y la renuncia del presidente de la firma, Pedro Parente, “quien con el aval del gobierno de Michel Temer sumió al país en una crisis sin precedentes”.

“Infiltrados”

“A partir de ahora, es un movimiento de radicalización anárquica que entendemos que no va a prosperar”, dijo el secretario general de la Presidencia, Carlos Marun, al referirse al mantenimiento de los bloqueos de carreteras.

Y el jefe de gabinete, Eliseu Padilha, denunció la presencia de personas que “se infiltraron en el movimiento con objetivos diferenciados, esencialmente políticos”.

En muchos bloqueos de camioneros, se veían consignas llamando a una “intervención militar”.

“Los camioneros se encuentran frente a un gobierno muy frágil, muy vulnerable. El gobierno mostró capacidades limitadas de reacción, con muchas vacilaciones, lo que fortaleció las demandas que serán fatalmente satisfechas, e detrimento de toda la sociedad”, afirmó Carlos Pereira, analista político de la Fundación Getúlio Vargas, en declaraciones a la AFP.

Una herramienta de observación de las redes sociales, Torabit, detectó una reducción del apoyo de la población al movimiento de los transportistas. El análisis de 361.807 comentarios desde el viernes al mediodía hasta el lunes a las 10H00 muestra una reducción del apoyo explícito al movimiento de 53,4% a 34,5%.