La inseguridad ha ocasionado que el número de desplazados internos en Burkina Faso ascienda ya a más de 1,9 millones de personas, según las últimas cifras del Gobierno burkinés.

Asciende a 79 el número de civiles muertos en la noche del sábado al domingo en el norte de Burkina Faso en un ataque terrorista contra Seytenga.

Se trata de una localidad a 40 kilómetros de Dori, capital de la región del Sahel, y a unos 10 kilómetros de la frontera con Níger.

“Las unidades de intervención desplegadas en la comuna de Seytenga han continuado sus operaciones de seguridad y búsqueda. Se encontraron 29 nuevos cuerpos. Esta cifra se suma al medio centenar de cuerpos sin vida ya encontrados, dando un total de 79 víctimas”, declaró el Servicio de Información del Gobierno.

“Las unidades siguen rastreando (pero) su avance se ve frenado por la posibilidad de que los terroristas coloquen artefactos explosivos improvisados para minar el lugar”, agregó.

El portavoz del Gobierno burkinés, Lionnel Bilgo, informó ayer que el Ejército encontró 50 cuerpos.

Esto, después de que el domingo el Ejecutivo confirmara que hombres armados habían irrumpido en Seytenga para atacar a la población civil, pero que “debido a la complejidad de la situación” no podían facilitar una evaluación oficial del número de muertos.

Según cifras provisionales del Consejo Nacional de Emergencias y Rehabilitación (CONASUR) del Gobierno burkinés, el ataque ocasionó que al menos 3.490 personas (más del 63 % eran niños) se desplazaran a Dori.

Matanza en Burkina Faso

El Gobierno ha declarado además un luto nacional de 72 horas, desde el martes 14 de junio hasta el jueves 16 de junio.

El pasado 9 de junio, la Gendarmería de Seytenga fue atacada por terroristas y murieron al menos 11 gendarmes, según indicó el Ejército.

Durante esa misma jornada hubo otros dos ataques (uno en la región de Boucle du Mouhoun y otro en la región Norte) tras los que las Fuerzas Armadas de Burkina Faso comunicaron haber matado a 37 terroristas y en los que murieron cuatro gendarmes, un militar y un civil.

Burkina Faso sufre a menudo ataques yihadistas desde abril de 2015, perpetrados por grupos vinculados tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico.

La región más golpeada por la inseguridad es la del Sahel, que comparte frontera con Mali y Níger, aunque el yihadismo también se ha expandido a otras áreas vecinas, como la región del Boucle du Mouhoun, desde 2017, y la región Este del país, desde 2018.

En noviembre de 2021, un ataque contra un puesto de la Gendarmería causó 53 muertos (49 gendarmes y 4 civiles), lo que generó un gran descontento social que se tradujo en fuertes protestas para exigir la dimisión del entonces presidente burkinés, Roch Kaboré.

Meses después, el pasado 24 de enero, los militares tomaron el poder en un golpe de Estado -el cuarto en África occidental desde agosto de 2020- y depusieron al presidente.