La palabra paz queda herida” con el acuerdo que firmaron este jueves el gobierno de Colombia y las FARC sobre el cese al fuego y el desarme de los rebeldes, aseveró el expresidente Álvaro Uribe, férreo opositor al proceso de paz con esa guerrilla.

“La palabra paz queda herida con la aceptación de que los responsables de delitos de lesa humanidad como secuestro, carros bomba, reclutamiento de niños y violación de niñas no vayan un solo día a la cárcel y puedan ser elegidos a posiciones públicas“, dijo Uribe en una declaración fechada en Medellín.

“La impunidad, además de ser la partera de nuevas violencias, pone a los acuerdos de La Habana incursos en violaciones a la Constitución y a los tratados internacionales de los cuales Colombia es signataria”, aseveró el exmandatario, actual senador y principal líder de la oposición.

Este jueves, el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) sellaron en Cuba las condiciones del alto al fuego definitivo, el desarme de los rebeldes y el mecanismo de refrendación del pacto final de paz, que se espera firmen en las próximas semanas.

Uribe, quien durante su gobierno (2002-2010) combatió duramente a las FARC y aboga por su derrota militar, comenzó hace varias semanas una campaña de “resistencia civil” a los acuerdos de La Habana, que incluye recolección de firmas y manifestaciones públicas.

“En Colombia, el gobierno (…) ha aceptado negociar con el terrorismo el modelo democrático, las libertades económicas y las políticas sociales”, dijo este jueves el expresidente al expresar su oposición a los diálogos.

“Miles de colombianos (…) se preparan en sus reflexiones para defender la democracia y la libertad y luchar por unas condiciones que garanticen una paz diferente a la del gobierno, que se soporta en la entrega a los criminales y en amenazar al pueblo con terrorismo urbano y más impuestos”, aseguró también Uribe.

El conflicto armado colombiano, que ha enfrentado a guerrillas, paramilitares, agentes del Estado y grupos narcotraficantes, ha dejado en más de medio siglo 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6,9 millones de desplazados.