Nueve años han pasado desde su estreno y la película Violeta se fue a los cielos sigue siendo un estandarte del cine nacional. El filme, dirigido por Andrés Wood y protagonizado por la actriz Francisca Gavilán, cuenta la cruda historia de la fallecida cantautora Violeta Parra, quien se suicidó en febrero de 1967 a los 49 años.

En conversación con el periodista Nicolás Copano en el programa CHVEnCasa de Chilevisión, Gavilán rememoró cómo su participación en el aclamado filme le afectó en su vida personal. “Me volví loca”, dijo y recordó que tras finalizar las grabaciones le detectaron un cáncer de tiroides.

“Me enfermé, a la semana (de terminar las grabaciones) tuve cáncer de tiroides”, contó. En efecto, según publicó el medio The Clinic, en enero de 2011 terminó el rodaje y en marzo ya tenía el diagnóstico.

“El cáncer lo viví con mucho miedo, con harta culpa. Mi familia es muy cancerígena. Mi madre y mi hermana murieron de cáncer. Cuando me dio esto fue como ‘chuta, aquí la cabeza es importante también’. Yo soy paciente que tiene que hacerse mamografías una vez al año, muy concreto todo”, detalló.

Rememoró que cuando la película estaba en postproducción y debía grabar los cantos, tuvo que contarle a Wood que había sido diagnosticada con la enfermedad y que debían extirparle la tiroides. “Al doctor le dije, lo amenacé, con que soy actriz y que no me puede quedar ninguna cicatriz y que canto”, especificó.

“Después cuando doblé, la voz me salió con (…) más potencia y más bonita que antes, incluso. Pasó algo bonito ahí“, reconoció.

“Lloré mucho haciéndola”

Su vida giró dos años en torno a la producción, pues primero fue la grabación y luego, dijo, debió viajar a “festivales, premios, dando la película por todo el mundo. Gané y perdí todo, y lo volvería a hacer exactamente igual”.

La actriz relató que para lograr interpretar a la intérprete de Volver a los diecisiete estuvo estuvo trabajando varias semanas. “Fui contratada primero durante diez meses, para aprender a tocar guitarra, charango (…) yo nunca había tocado ningún instrumento. Aprendí a cantar con Ángel Parra (su hijo). Y convertirme en ella, subir de peso, empezar a transformarme en ella”.

De ahí viene uno de los hechos que la marcó, cuando Ángel, quien falleció en 2017, la vio convertida en Violeta. “El director me contó que él se puso a llorar y dijo ‘mi mamá está viva’ (…) Cuando Ángel me vio, vestida y transformada, se tuvo que ir caminando, llorando. Era muy fuerte”, dijo.

Ella también se emocionó. “Lloré mucho haciéndola. El guion estaba tan bien escrito que yo lo leía y era imposible no quedarse ahí, no llorar, que no te traspasara… era como un cuchillo directo al corazón”, aseguró.

Para ella, toda actriz nacional debería interpretar el papel de Violeta. “La metí dentro de mi vida y soñaba con ella y estaba todo el día bordando, y tocando guitarra. Aprendiendo (…) Violeta era una mujer, seguramente, muy depresiva. Y en ese tiempo la gente no acostumbraba ni a ir al psiquiatra, ni al psicólogo. Ta vez si hubiera habido un psiquiatra Violeta estaría acá entre nosotros (…) y todos somos así, un poco, los chilenos”, admitió, añadiendo que durante la pandemia ha “llorado lo que no he llorado en mucho tiempo”.