En entrevista con BiobioChile, el profe Maza habló de su vida más allá de la astronomía, su paso por la televisión, sus fans, sus "haters" y también dio su opinión sobre la política. "De repente me paran en la calle y me dicen 'profe, vaya, candidato a presidente'. Bueno, yo me río y se los agradezco", contó.

José Maza Sancho, es una de las figuras más reconocidas de la ciencia en Chile, país de la astronomía, y aunque su impulso inicial fue estudiar las estrellas y en sus palabras se considera “la persona más fome del mundo”, hoy es prácticamente una celebridad.

En 1999 obtuvo el Premio Nacional de Ciencias Exactas por su contribución a comprender la velocidad de la expansión del universo y la geometría de este a gran escala, pero ni entonces se imaginaba que se convertiría en una figura pública como lo es hoy.

Y es que es uno de los pocos científicos que puede atraer a las masas y así lo demostró, por ejemplo, en 2018, cuando más de 16.000 personas se reunieron en el estadio La Portada, de La Serena, para escuchar su charla previa al eclipse solar total que oscureció el cielo en esa ocasión.

No me imaginé que me iban a conocer en la calle, en el metro o en el aeropuerto, es parte de los impensados de la fama“, confiesa en una íntima entrevista con BiobioChile. “Mi mujer ya no quiere salir conmigo porque me paran en el mall y se molesta”.

Durante la conversación, compartió sus impresiones sobre la fama, lo bueno y lo malo, su paso por la televisión, actualidad, política y el “Profe Maza” más allá de la ciencia.

Ahora estoy felizmente jubilado y estoy haciendo lo que me da la gana“, dice con despreocupación. Hoy se dedica a la divulgación, da charlas, escribe libros, inspira a los más jóvenes, hace contenido en redes sociales y también le gusta opinar, aunque a veces le puede pasar la cuenta: “si yo doy una opinión, tengo que atenerme a que algunos no les guste”, señala.

—Hace ya 26 años que recibió el Premio Nacional de Ciencias Exactas, ¿en qué cambió el José Maza de ese entonces? ¿Se imaginaba que iba a ser una figura tan pública como lo es hoy día?

Bueno no me imaginé que iba a llegar a tener nunca una figuración pública, que me iban a conocer en la calle, que me conocen en el metro o en el aeropuerto, eso nunca lo pensé, eso es parte de los impensados de la fama. Pero cambió totalmente, porque yo hasta el año 1999 me dediqué bastante, un 80-90% a investigación y hacía docencia. Y del año 2000 en adelante mi trabajo en investigación fue declinando y mi trabajo en docencia también. Y bueno, ahora ya hace poco, hace dos años jubilé de la universidad, pero ya estaba dedicado 100% a hacer divulgación.

—Usted tiene fans, y se dice que es un “rockstar” de la ciencia, ¿qué opina de eso? ¿Le gusta la exposición, ir a eventos, que lo reconozcan?

Mira, en realidad la respuesta estándar sería decir que no y sería verdad, pero por ejemplo, ahora mismo veníamos caminando acá y un grupo de jóvenes me empezaron a seguir porque querían otra foto más, y ya me había tomado fotos toda la mañana. Y ya aquí en la puerta apareció un niño y yo lo quedé mirando y le dije, oye, ¿quieres una foto conmigo? ‘No’, me dijo, ‘quiero darle un abrazo’ y fue y me dio un abrazo y yo le di un abrazo muy emocionado también. Después me dijo: ‘la astronomía está en su corazón’. Y me dejó realmente sin palabras, yo le toqué el pecho a él y le dije también la astronomía está en el corazón tuyo.

Ese tipo de cuestiones me emocionan, era un niño de unos 10 años. Entonces claro, tiene de lo uno y lo otro. De repente uno está cansado e igual te piden una foto, te interrumpen, mi mujer ya no quiere salir conmigo porque si me paran en el mall ella sigue de largo y se molesta, ‘ya dile que no’, me dice. Pero, ¿qué voy a hacer? Si la gente conmigo en persona han sido siempre híper amables.

Sin embargo, en redes sociales he tenido algunos desencuentros con algunos cuando he dado opiniones que salen del ámbito de la astronomía o de la ciencia y varias veces me han empapelado en redes sociales, pero nunca he tenido ningún encuentro desagradable con la gente en persona, es puro cariño, entonces yo retribuyo el cariño.

—A eso iba la siguiente pregunta, de repente sus opiniones no le gustan a todo el mundo y recibe algunas críticas, ¿cómo se las toma? Sobre todo los comentarios en redes sociales.

Bueno, yo me doy cuenta. He hecho algunos comentarios, que son más bien de corte político, y naturalmente yo estoy en desacuerdo con casi todo, entonces me han insultado o por lo menos me han dicho cosas feas de todas las esquinas, no tan solo de un lado. Pero normalmente son más los partidos de derecha o de ultraderecha que los comentarios que yo he hecho se los toman en mala y me han tratado bastante mal, pero bueno. Si yo doy una opinión, tengo que atenerme a que algunos no le guste.

Lo que encuentro lamentable es que en redes sociales hay algunos, aparentemente, que tienen ahí como un montón de seguidores o algunos aparatos medio automáticos y me pueden mandar 20, 30, 50 mensajes. Es exactamente la misma persona o el mismo grupo, simplemente para machucarme.

Yo encuentro que en Chile necesitamos dialogar. Yo tengo una opinión y estoy muy contento de que otra gente tenga una opinión distinta, pero conversemos, veamos. Yo lo que creo y sigo queriendo creer, es que todos en Chile queremos que este país sea mejor mañana, pero el punto de vista de eso es distinto según a quien tú le preguntes. Bueno, yo tengo una manera de verlo, yo apuesto todo por la educación pública, la educación pública es el vehículo para nivelar socialmente a todos aquellos que han sido desfavorecidos históricamente. Entonces pongamos una educación pública de muy buena calidad para poder obtener todos los talentos que están de Arica a Magallanes y podamos usarlos en la sociedad.

Si la educación pública no rescata a muchos niños y niñas inteligentes, entonces al final en Chile se reproduce con un pequeño grupo de gente que son los que normalmente alegan en contra de lo que yo estoy diciendo.

—Chile ha aportado mucho a la ciencia mundial, pero todavía no tenemos un Nobel de física, química o medicina, ¿a qué científico postularía usted?

Mira, no te puedo decir, porque para postular a alguien uno tendría que entrar a conocer bien el currículum. Hay algunos científicos, yo soy parte de la Academia Chilena de Ciencias, hay alguna gente en la Academia que tiene un currículum muy notable. Yo no soy, soy relativamente experto en astronomía, a los astrónomos yo te puedo decir si este sí y aquel no, los otros no los sé evaluar.

Pero por otra parte, Chile invierte una miseria en ciencia, el 0,35% del PIB, Corea del Sur invierte el 5% del PIB en investigación y desarrollo, entonces Corea del Sur crece, Chile está ahí más o menos. Todos los presidentes dicen que van a aumentar a 1% del PIB, y termina el periodo del presidente y se quedan en el 0,35%, no mueven la aguja de ahí, porque aparentemente la investigación científica no es un tema que le penetre el cerebro a los políticos. Entonces si tenemos una investigación científica que surgió por voluntad de algunos pocos, que por motivación personal se fueron al ectranjero, se doctoraron y han luchado toda la vida a codazos para mantener un laboratorio, tampoco le pidamos al país que no invierte en nada, que tengamos un Nobel.

Claro, tenemos dos premios Nobel en poesía, pero que es un arte individual si tú quieres, la ciencia es un fenómeno colectivo, entonces yo creo que Chile está muy lejos de tener una masa crítica de científicos como para decir no, el Nobel está por caer.

Países como Japón, que invierte mucho más que nosotros, 2 o 3% del PIB en ciencia, tiene varios científicos japoneses que han obtenido el premio Nobel, pero estamos hablando de una población 20 veces mayor o 50 veces mayor que la de Chile.

—Es muy conocido por su trabajo divulgando astronomía, pero poco se sabe de su vida personal. ¿Prefiere separarla de lo que es el José Maza de los medios de comunicación?

Mira, lo que pasa es que yo creo que lo que yo hago, cuando salgo afuera, cuando hago esto o aquello, es un problema mío. Yo no le pido permiso a mi señora, no tengo por qué involucrarla a ella como parte de lo que es mi vida pública.

En dos, tres ocasiones o más, tal vez cinco ocasiones, me han pedido de la tele hacer un programa en mi casa, con mis hijos. Yo digo que no, de entrada. Pero cuando les digo, me dicen no, por ningún motivo. Ellos me dicen que los sacarían, pero con cuchillos para afuera. Claro, porque es violar la privacidad de ellos. La privacidad de ellos es de ellos, mi hija tiene 39 y mi hijo tiene 36. Yo no puedo involucrarlos.

Entonces yo procuro mantener un cortafuegos. Que de mí digan lo que quieran, pero no se metan con mis hijos porque creo que sería muy injusto que ellos tuvieran que pagar el pato. Ellos no tienen por qué recibir, entre comillas, la fama que yo tengo, ni tampoco pagar el pato de las cosas. Yo puedo decir un desatino. Bueno, empapélenme a mí, pero no se metan con mis hijos.

—Hablando un poco de sus hobbies, ¿qué le gusta hacer en su tiempo libre, fuera de la ciencia?

Uy, yo soy la persona más fome del mundo. Mi deleite empieza cuando me saco los zapatos y me pongo las zapatilla de levantarme. Yo no salgo ni a la esquina. Yo ahora voy a llegar a mi casa y me voy a hospitalizar hasta el próximo lunes. Me quedo ahí con zapatillas, con bata. Estoy en pijama hasta la una de la tarde.

Yo no practico ningún deporte, pero me encanta ver el tenis. Ahora estoy tan pendiente del Masters de Roma, que están ya viendo los semifinalistas. Entonces, si agarro un partido bueno me quedó ahí. Me encanta ver a este muchacho Alcaraz (Carlos), el español, jovencito. Y entonces me quedo ahí pegado en la tele. Y si no, duermo siesta.

No soy de salir, ni de subir cerros, ni de nada. Odio las bicicletas, odio a los ciclistas también, porque los ciclistas se creen que tienen una moral superior. Los ciclistas se meten por pasos de peatones, un peatón camina y no tiene ruedas, lo que tiene ruedas no es un peatón y se meten y uno tiene que frenar bruscamente. Así que no son mis amigos los ciclistas. Pero yo no practico deporte y me quedo tranquilo en mi cama, si puedo, si tengo un rato largo, agarro un libro y me pongo a leer, pero así de pichintunes. Más bien hago zapping en la tele, ese es mi deporte, hacer zapping.

—Se nota mucho que la astronomía le apasiona. ¿Siempre fue así? ¿Qué le hubiese gustado ser si es que no hubiese sido astrónomo?

Yo siempre quise ser ingeniero. Bueno, por la ingeniería, en mi mente, me fui de Parral, donde yo era niño y vivía muy cómodamente, todo el mundo me quería mucho y todo, me fui a Santiago, al Barros Arana (Internado Nacional Barros Arana), donde al comienzo lo pasé bastante mal, porque los que estaban ahí muchos eran santiaguinos y tenían mucho más cancha que yo. Yo era muy pueblerino. Pero la ingeniería, la idea de entrar a la ingeniería me hizo comerme todos los sapos que me tuve que comer en segundo o tercero de humanidades, que sería octavo básico y primero medio. Entonces yo hubiera sido ingeniero, ingeniero mecánico.

A mí me encantan los autos, los autos antiguos, un Chevrolet 51, el Ford Victoria del 57, el Impala del 58. Yo hubiera sido feliz teniendo un auto y desarmarlo con una grúa, sacar el motor, limpiar aquí y allá. Esa, el hacer mecánica me encanta, pero ahora ya los autos, uno levanta el capó y no sabe ni dónde está el motor, así que ya esa idea mía de meter las manos en un mecanismo murió.

Quería ser ingeniero electrónico, pero la electrónica actual empezó después de que yo ya había entrado a la ingeniería, porque la electrónica anterior era tubo, tubos de vacío. Era otro mundo la electrónica de tubos de vacío. Yo justo entré en la transición entre los tubos de vacío y la electrónica digital. Y finalmente encontré mi destino. Yo leía y estudiaba y me gustaba mucho la astronomía, pero que era como estudiar a Ramsés II o a los faraones de Egipto. Era un divertimento. Y cuando de repente veo que hay una carrera y que uno puede ganarse la vida como astrónomo, dije, esta cuestión es muy entretenida.

Ahora, si yo no hubiera sido astrónomo, podría haber sido ingeniero de cualquier cosa, casi de cualquier cosa. Y lo otro que también me gusta mucho, y que tal vez es mi educación más, no sé, mi habilidad mayor, yo hubiera sido profesor de historia. Me encanta la historia. Y yo hubiera sido feliz enseñando la historia a los jóvenes, a los niños. Y yo durante 40 años enseñé Historia de la Astronomía en la Escuela de Ingeniería de la Chile. Y yo era feliz porque me daba ocasión de leer y leer y leer libros de Galileo, de Kepler, de Newton. Llegué a coleccionar como 10 o 15 libros de cada uno de ellos, y leía y sacaba cositas y armaba unos apuntes. Y me hizo feliz hacer Historia de la Astronomía. Así que hubiera sido historiador o profesor de historia.

Y lo que nunca hubiera sido, pero nunca, es una carrera de biología. Tú me muestras una jeringa y ya me pongo muy nervioso. Yo veo dos gotas de sangre y llamo a la ambulancia. No, no, la biología es muy interesante como biología teórica, pero la medicina, un médico en urgencias, yo encuentro que son como seres extraterrestres. Llega uno así con una pata medio quebrada y yo ya saldría arrancando.

—¿Qué opina de la inteligencia artificial (IA)?

Mira, mi opinión es que yo no tengo idea de eso, pero la sospecha que tengo es para decir upa chalupa. Si la inteligencia artificial lo que va es a poner en la yema de tus dedos una cantidad de información espectacular. El ChatGPT, tú le preguntas y él te contesta, pero lo usas como ingrediente. Si tú le preguntas con qué hago la cazuela, te dice, mira, hazla con esto, esto, esto y esto, pero no te hace la cazuela, te dice cómo podrías hacerla, a lo mejor te da la receta clásica y tú querías hacer una variante. Entonces te puede hacer una ayuda muy grande, pero después tú tienes que hacer la pega y tienes que usar el cerebro.

Había un meme que era muy bueno de un niñito que le preguntaba al papá: papá, tú no tenías celular, no tenías tablet, no tenías computador, ¿y qué usabas en la escuela? Y el papá lo queda mirando y le dice: el cerebro. Claro, hay que usar el cerebro cuando uno va a la escuela. Hay que usar el cerebro en la vida. Y la inteligencia artificial te va a permitir abordar cosas que de otra manera serían imposibles.

Ya entre Google y Wikipedia tú puedes preguntarle la cuestión que se te ocurra y está ahí en el celular. Entonces es maravilloso. Yo antes pensaba, y fui muchas veces de niño a la biblioteca a buscar en el Espasa-Calpe, eran unos diccionarios que me podría haber quedado lisiado si se me caían encima. Y uno estaba media hora para encontrar un pequeño cosito. Ahora tú le preguntas al celular y te lo está diciendo todo.

La inteligencia artificial, yo creo que es una herramienta que, no podemos permitir que nuestro cerebro no sea capaz de dominarla. Si el problema no es de la inteligencia artificial, es que la estupidez normal de los habitantes nos puede dejar por debajo, levantemos esa estupidez para que estemos por arriba de la inteligencia artificial.

—De su carrera en la televisión, ¿considera que tiene amigos en ese medio? ¿O alguna persona más cercana que otra?

Mira, en la televisión he estado en distintas oportunidades, en distintos programas. Yo creo que para el año 2012, cuando se acababa el mundo el 21 de diciembre del 2012, porque se acababa el calendario maya y yo que tengo la lengua larga, yo decía esto es una estupidez, ‘no, es que yo estoy juntando agua por si acaso’. Pero por si acaso, ¿qué? ¿Qué hay que hacer con el agua si se acaba el mundo? ¿Para qué? ¿Te la vas a tomar? ¿Qué hay que hacer? Entonces me empezaron a invitar, porque todo el mundo agarró papa. Bueno y ahí me invitó Julián Elfenbein y la Karen Doggenweiler, a los cuales les tengo bastante afecto, y cuando los veo, nos saludamos muy cariñosamente. Yo tengo gran respeto y una muy buena onda con Karen y con Julian.

Y después estuve en Mentiras Verdaderas durante como un año. Estuve con dos conductores, pero con el que más tengo recuerdos así vívidos fue con Eduardo Fuentes y también tengo una muy buena relación con Eduardo, de repente nos whatsapeamos. Yo de repente cuando veo unos programas adivinólogos o lo que sea, yo le digo: pero Eduardo, ¿cómo podís tener eso weón (sic), en tu programa? ‘Bueno, profe, usted sabe que hay que hacer de todo’. Pero con Eduardo Fuentes y los dos que te nombré, yo te diría que son con los que logré… Bueno, también conocí a Andrea Aristegui, que es muy encantadora, y ahora también conozco al marido de la Andrea; son los personajes que se me vienen a la mente, que los tengo en mi whatsapp y que de repente intercambiamos ideas.

José Maza y sus opiniones políticas

Aunque tiene una mirada crítica en cuanto a la política y el gobierno actual, el profe Maza se hizo a un lado de los comentarios negativos, “la verdad es que me abstengo de hablar mal cuando todo el mundo anda como en esa onda“, plantea.

Sus impresiones del presidente Gabriel Boric, el más joven que ha tenido el país, apuntan más a su humanidad que a la gestión. “Yo creo que es un tipo muy bien intencionado que llegó a La Moneda casi de casualidad“, reflexiona el astrónomo.

“Me parece que ha cometido errores, ha metido las patas, habló cuando no debía, a lo mejor no habló cuando sí debía. Pero sumando y restando, yo le doy el beneficio de que si se equivocó, nadie se equivoca en una pega con mala intención“, señala.

En cambio, de cara a las próximas elecciones, expresó estar decepcionado de los candidatos por su falta de compromiso con el sistema educativo y apeló a poner en agenda “lo más importante”, dice, para el país: la educación.

—Hablando un poco de actualidad, ¿qué opinión le merece el gobierno de Gabriel Boric? Tanto en temas de ciencia como en general.

Mira, es tan barato dar opinión, sobre todo sobre el gobierno, y es incluso tan barato decir no, que lo han hecho pésimo, que son ineptos. La verdad es que me abstengo de hablar mal cuando todo el mundo anda como en esa onda.

En una ocasión me invitó el presidente a una inauguración de una cuestión en el norte. Hablé con él cinco minutos, me parece una persona muy bien intencionada. Mi hija, que es abogada, fue compañera de él, comenta que era un muy buen estudiante, etc. Y yo creo que es un tipo muy bien intencionado que llegó a La Moneda casi de casualidad, él cinco años antes nunca hubiera pensado que iba estar ahí.

Lo otro que te puedo decir es como, no sé, yo me imagino, si yo tenía un bote a remo en Valdivia, pero si de repente viniera un transatlántico de estos maravillosos y yo me fuera ahí de capitán de ese barco, mirar nada más el tablero de un crucero, yo creo que uno se vuelve loco y te queda grande el barco. Y uno no pensaba que era tan compleja la operación. Cuando uno ve toda la cantidad de ministerios, subsecretarías y el encargado de esto, esto y esto, yo creo que es una pega muy, muy grande y que si uno llega de afuera al gobierno, la pega le puede resultar, casi, casi imposible de manejar.

Y yo creo que dentro de lo que cabe, me parece que ha cometido errores, ha metido las patas, habló cuando no debía, a lo mejor no habló cuando sí debía. Pero sumando y restando, yo le doy el beneficio de que si se equivocó, nadie se equivoca en una pega con mala intención. Se equivocó porque no tenía experiencia, porque no sé qué, pero bueno, estamos a un año de que termine el gobierno y bueno, ojalá que el propio presidente, seguro que en cuatro años más van a estar pensando que podría volver a ser presidente. En Chile tenemos tan poca imaginación que eso es lo que va a pasar.

Como persona, es una muy buena persona y en el gobierno hay cuestiones que son un desastre. Particularmente, para no ser tan gentil, bueno, decir que no me mojo las patitas, poner gente inepta en cargos importantes trae consecuencias en que la gente inepta prefiere no hacer nada, para no meter las patas. Por ejemplo, que te demoren dos, tres, cuatro años para darte un permiso en casi cualquier emprendimiento. ‘No, hay que emprender, este país tiene que ser de emprendedores’. Anda a tratar de emprender. Y eso, no creo que sea el presidente el que lo decida. No, pero todos los que están en los mandos intermedios, sí dilatan la cuestión. Van a decir, no, es que siempre se demoran. Si alguien hace un permiso y la embarra, se le tiran todos encima, ahí arriesga la pega. La manera más segura de ir salvando, cuidando la espalda, es no hacer nada. Y eso, yo creo que ahí el gobierno tiene bastante responsabilidad.

—Estamos en años de elecciones, ¿tiene usted su candidato? ¿Qué piensa de los postulantes que hemos visto hasta ahora?

Mira, yo estoy muy decepcionado porque no he escuchado a ningún candidato hablar de la cuestión más importante en Chile. Lo más importante para que Chile se desarrolle es la educación. Chile debería invertir mucho más en educación, en educación preescolar, en educación básica, en educación media y en educación técnico-profesional. Ahí tenemos un déficit notable. Si Chile no educa… oye, la mitad de la gente en Chile no entiende lo que lee. ¿Cómo vamos a ser un país desarrollado si la gente no entiende lo que lee? Tenemos que tener un país donde todo el mundo lea y todo el mundo entienda.

Y lo otro, para poder desarrollarse y llegar a ir a la economía del conocimiento, tenemos que invertir un 3 o un 4% del PIB en ciencia y tecnología. Los países como Corea, como Israel, invierten como el 5%. Dinamarca, Alemania, Suecia, invierten el 3, el 3,5% del PIB. Y ya están desarrollados. Pero los que se quieren desarrollar tienen que invertir más, más del 3%. Deberíamos multiplicar por 10 la inversión en ciencia y tecnología. Y eso no se lo he escuchado a ningún candidato.

No, vamos a poner más tanquetas en la Araucanía, no, vamos a controlar más. ¿Y si llenamos de Carabineros todo el país? ¿Con eso vamos a ser un país desarrollado? No. Si el desarrollo pasa por otro lado, pasa porque la gente piense y porque la gente trabaje más, pero unos quieren que la jornada se disminuya, ojalá trabajemos hasta el día jueves, ¿no? Y los otros quieren meter más represión policial.

Y bueno, ¿quién quiere educar a la gente? Yo estoy con Pedro Aguirre Cerda, yo le hago un tributo a Pedro Aguirre Cerda: Gobernar es educar. Eso, ahí está la clave. Y no lo he escuchado en ninguno de los candidatos de la derecha, ni en ninguno de los candidatos de la centroizquierda. Entonces, yo personalmente, cuando tenga que ir a la primera vuelta, a lo mejor voto en blanco, porque mis hormonas no van para ninguna parte. En la segunda vuelta siempre van a haber dos opciones, va a haber una peor que otra y voy a votar por el que yo considero menos malo, no porque me guste.

—¿En su carrera del último tiempo, recibió alguna oferta para entrar en política? ¿Algún ofrecimiento de algún partido o algo por el estilo?

Mira, varias veces, muchas veces me dijeron que bueno, que fuera candidato para esto, para esto y lo demás allá. Pero me lo decía la gente en una reunión, de repente me paran en la calle y me dicen ‘profe, vaya, candidato a presidente’. Bueno, yo me río y se los agradezco.

Pero lo que sí es cierto, es que recibí dos llamados, solo dos llamados, tampoco es que me estaban llamando todos los días. Dos llamados para la primera Convención Constitucional, yo le dije: ‘oye, mira, te agradezco que me llames. Yo no milito en ningún partido. He estado 70 años sin militar, no voy a militar ahora’. No, no, si no importa, nosotros lo llevamos en la lista nuestra. Pero les dije no, no, no.

Y mi respuesta fue que yo, de constitución sé que hay que ir hasta Talca, de Talca ir a la costa y ahí está Constitución. No sé nada más de la constitución. Yo cuando niño veraneaba en la Constitución porque mis padres vivían en Talca. ¿Cómo voy a ir a escribir una constitución si no tengo idea. No, si no importa, me decían. Bueno, si no importa… voy a perder el tiempo. Así que dos veces me pidieron, bueno, de partidos, dejémoslo en centro izquierda, que yo fuera en la lista de ellos.

Por suerte no perdí el tiempo un año. Un año estuvieron ahí debatiendo, debatiendo, debatiendo. Y finalmente ese esfuerzo no ha servido para nada. Así que no, pero no, nunca me han pedido nada y espero que nunca me pidan. Si me lo piden no me van a tentar. Ahora estoy felizmente jubilado y estoy haciendo lo que me da la gana, entonces si me llega cualquier proposición que no me interesa, le voy a decir que no.

Afortunadamente, tengo una jubilación, tengo el Premio Nacional, con mi mujer tenemos una casa propia. No necesito generar ingresos ni nada y me puedo quedar tranquilo en mi casa. Entonces, si hago algo es porque realmente me motivo y me dan ganas de hacerlo. Uno a los 20 años muchas veces tiene que trabajar para ganarse las lucas. Yo ya no tengo que trabajar para ganarme las lucas.

Entonces, si hago algún trabajo y si me meto en algún proyecto, tiene que ser que me motive y la política, la verdad, es que no me ha motivado nunca. Y mientras más me acerco a la política, menos me motiva.