El príncipe Harry regresó a Inglaterra para participar en los funerales de su abuelo, el príncipe Felipe, quien falleció el viernes pasado a los 99 años.

El duque de Sussex, sin embargo, volvió solo a su país natal. Su esposa Meghan Markle, de 39 años, se quedó en el hogar que ambos comparten en Estados Unidos, debido al avanzado embarazo de ella y a la recomendación de los médicos.

Según CNN, Harry habría viajado en un vuelo de British Airways este lunes y aterrizado en el aeropuerto Heathrow de Londres. Actualmente estaría cumpliendo una cuarentena voluntaria por precaución por la pandemia.

El solitario regreso de Harry repite una historia ocurrida hace cerca de 70 años y en un escenario muy similar.

En 1952, el príncipe Eduardo, duque de Windsor, también retornó a su país sin su esposa norteamericana a su lado, para participar del funeral de su hermano el rey Jorge VI, padre de la reina Isabel II.

En ese momento las relaciones entre el duque y su familia estaban más que tensas, debido a que había abdicado a la corona tras un año en el trono, para casarse con Wallis Simpson, una mujer divorciada dos veces que poco agradaba a la realeza y sus costumbres.

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Eduardo y su esposa se encontraban en el exilio en Francia y gozaban de una vida de lujos y privilegios, rodeándose con aristocracia de la época y llegando incluso a conocer a Adolf Hitler, siendo vinculados al nazismo.

La relación entre Eduardo y Jorge se había tensado también por la antipatía entre las esposas de ambos, quienes no se toleraban.

La madre de la reina Isabel, Isabel Bowes-Lyon, responsabilizaba a Wallis de la decisión de su cuñado y el que hubiese dejado la carga de la corona a su familia, especialmente a su esposo, quien nunca quiso realmente ser rey.

El desagrado de Bowes-Lyon llegaba a tal punto que llamaba a Wallis “esa mujer” y se aseguró de que jamás recibiera el título de Su Alteza Real, que el duque ansiaba para ella.

Wallis y la Reina Madre

⁠El reencuentro entre Eduardo y su familia se dio 15 años después de su partida, y la gran pena para el duque de Windsor fue que nunca pudo curar las heridas con su hermano antes de morir.

En tanto, su resentimiento contra la familia real también permanecía intacto debido a la forma en que su esposa fue “maltratada” y humillada por no cumplir con sus normas.

De hecho, a diferencia de los que ocurrió con Meghan a quien se le extendió la invitación de rigor, el palacio de Buckingham le dejó claro al duque de Windsor que Wallis no sería bienvenida en el funeral, según consignó el diario Telegraph.

A pesar de todo, Wallis jamás habló sobre la familia real en público y mantuvo su sufrimiento en privado. De hecho, le exigió a su marido que no pidiera nada en su nombre durante su visita a Londres.

En su estadía en Inglaterra, Eduardo se reunió con la reina Madre María y con sus sobrinas, la princesa Margarita y la nueva soberana, Isabel II; pero a pesar que todas las partes pensaron que podrían haber llegado a un entendimiento, lo cierto es que nada de esto ocurrió realmente y el duque permaneció en el exilio hasta su muerte.