El próximo 20 de noviembre el príncipe Felipe y la reina Isabel celebrarán 72 años de matrimonio, un largo enlace que no ha estado ajeno a problemas. Desde el principio la pareja debió superar diferentes obstáculos y con los años lograron sobrevivir a distintas épocas, problemas familiares e infidelidades.

Se conocieron en 1934 en la boda de familiares de ambos, cuando Felipe tenía 13 años y la entonces Princesa Isabel sólo 8. Ese fue el primero de varios encuentros, ya que ambos frecuentaban el mismo círculo al ser primos en tercer grado.

Específicamente, ambos son tataranietos de la reina Victoria. Mientras Isabel II es descendiente del hijo mayor de aquella monarca, el rey Eduardo VII; Felipe lo es de la segunda hija de la Reina, la princesa Alice.

Sin embargo, la primera vez que interactuaron oficialmente fue en 1939, cuando el padre de Isabel llevó a sus dos hijas a la academia naval británica en Dartmouth. Allí la princesa de 13 años se enamoró perdidamente de aquel recluta de 18 años, encargado de mostrarles el lugar a ella y su hermana, Margarita.

Isabel y Felipe en la infancia
Isabel y Felipe en la infancia

Marion Crawford, la institutriz de la princesa, afirmó que la niña quedó “flechada” con aquel Adonis de ojos azules y chistes irreverentes, que la entretuvo en una cancha de tenis saltando por encima de la red. “Ella nunca le quitó los ojos de encima todo el tiempo”, dijo según el diario Mirror.

Tras aquel encuentro y algunos otros que vinieron después, Isabel y Felipe se hicieron amigos y comenzaron a comunicarse por carta. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial hizo que se separan físicamente durante años.

Al regresar Felipe en 1946, la pareja concretó el romance y al poco tiempo él decidió pedir su mano al entonces rey Jorge VI…pero no todos estuvieron felices con la noticia.

“Ella estaba absolutamente decidida de que él era el hombre con el que iba a casarse, a pesar de la oposición de algunos miembros de la corte que pensaban que Philip no era adecuado”, así lo afirmó el biógrafo real Philip Dampien.

Buckingham Palace
Buckingham Palace

Incluso el padre de la Reina expresó cierta preocupación por la decisión de su hija de casarse con un príncipe extranjero (Felipe nació con el título de príncipe de Grecia y Dinamarca), cuya familia tenía vínculos con el nazismo (sus hermanas se casaron con simpatizantes nazis).

La “risa fuerte y ruidosa de Philip y sus modales francos y marineros” también ayudaron a desatar la antipatía del Rey.

El difunto sir Edward Ford, quien fue secretario privado de Jorge VI y de Isabel II, confirmó la reticencia que sintieron los asesores más antiguos de la Corona.

“Algunos estaban muy preocupados. La línea era ligeramente tenue en ese punto. Por lo tanto era natural que las generaciones mayores -amigos del Rey como Lord Salisbury-, estuvieran preocupados de que con quien estuviese la Reina fuera totalmente adecuado. Así que estaban husmeando alrededor para ver cómo era él”, aseguró.

Isabel y Felipe
Isabel y Felipe

Pero a pesar de todas las aprensiones, cuando Felipe pidió al Rey la mano de su hija, él aceptó pero puso algunas condiciones. Una de ellas fue mantener el compromiso en secreto hasta que Isabel cumpliera 21 años, es decir por casi ocho meses. Además de eso, tuvo que renunciar a sus anteriores títulos y convertirse en un ciudadano inglés.

Felipe tomó el apellido Mountbatten, adoptado por su tío materno, el príncipe Louis de Battenberg, a su llegada a Inglaterra, momento en el que también tuvo que convertirse en británico y aceptar un apellido anglicano.

Finalmente el anuncio oficial del compromiso de Isabel y Felipe se realizó en julio de 1947, un año después de que él le propusiera matrimonio en el Castillo de Balmoral.

En tanto, la noche antes de la boda, el rey Jorge VI le entregó a Felipe los títulos de duque de Edinburgh, Earl de Merioneth, Baron Greenwich. Años más tarde, la Reina por su parte le entregó el título de príncipe de Inglaterra.

Buckingham Palace
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“Soy una ameba”

A pesar de haber aceptado todas las exigencias para casarse con la entonces futura Reina, él estaba decidido a que sus hijos también llevaran el apellido Mountbatten. Sin embargo, desde el primer ministro Winston Churchill hasta la Reina Madre aconsejaron a Isabel no hacerlo.

Finalmente ella decidió aceptar los consejos de sus cercanos y rechazar los deseos de su esposo. En abril de 1952, luego de convertirse en Reina, publicó una declaración que confirmaba que “sus hijos serían conocidos como de la casa y la familia Windsor”.

Durante décadas se ha especulado que el príncipe Felipe quedó devastado con la decisión y le dijo a sus amigos que sentía como una “maldita ameba”, ya que era “el único hombre en el país que no puede darle su apellido a sus propios hijos”.

Buckingham Palace
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Y al parecer Felipe hizo saber su sentir a su esposa durante mucho tiempo, pues según la biógrafa real Sally Bedell Smith, en 1960 la Reina quiso “revisitar” el tema del apellido que “ha estado irritando a su marido desde 1952”.

Smith asegura que el ex Primer Ministro Harold Macmillan escribió en su diario personal que Felipe había sido “casi brutal” con su esposa, con respecto a este debate.

“La reina solo desea hacer algo para complacer a su marido, de quien está desesperadamente enamorada. Lo que me molesta es la actitud casi brutal del príncipe para con la Reina sobre todo esto”, escribió.

El compromiso realizado fue que todos aquellos descendientes que no fueran príncipes o princesas, podrían utilizar el apellido Mountbatten-Windsor, como fue el caso del pequeño Archie, el hijo de Meghan Markle y el príncipe Harry.