La actriz Sophie Turner tenía sólo 15 años cuando debutó en Game of Thrones, serie que cambió su vida y la transformó en una estrella a nivel mundial.

Con la llegada de la última temporada del programa, la actriz se enfrentará al desafío de lograr mantener el éxito de su carrera y desligarse del rol de Sansa Stark, algo nada fácil.

Pero Sophie sabe de desafíos, ya que según ella comentó hace algunos días, durante la grabación de la serie de HBO desarrolló una profunda depresión contra la que ha luchado durante cinco años.

“El mayor reto para mí es levantarme de la cama, conseguir salir de casa y aprender a quererme a mí misma”, explicó en el podcast Phil in the Blanks.

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De hecho, la situación empeoró cuando vio cómo sus amigos comenzaron a darle forma a sus vidas partiendo a la universidad y yéndose de la casa de sus padres, mientras que ella debía seguir trabajando y enfrentando críticas.

“Solo lloraba y lloraba y pensaba: ‘No puedo salir. No quiero hacer nada”, comentó. “Me gustaba mucho (trabajar)… No podía creer que iba a tener que pagar por ello. Todo era increíble”, reconoció.

“Pero todo empezó a irse a pique cuando alcancé la pubertad, como a los 17 años. Mi metabolismo se ralentizó muchísimo y empecé a ganar peso. Y luego tuve que enfrentarme al escrutinio de las redes sociales y todo eso, y en ese momento fue cuando [la depresión] empezó a golpearme”, dijo.

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Eso sí, la actriz también reconoció que si bien las redes sociales contribuyeron al problema, no fue la razón principal, pese a que tuvo enfrentar comentarios muy despectivos respecto a su físico, imagen e incluso talento.

“Me lo creía. Me decía a mí misma: ‘Sí, estoy llena de granos. Sí, estoy gorda. Soy mala actriz’. Y me lo creía. Veía 10 comentarios fantásticos y los ignoraba, pero uno negativo me hundía”, reconoció.

“Empecé a ser muy, muy consciente de todo… Empecé a preocuparme por los ángulos [de cámara]. Estaba preocupada por mi cara. Tengo una nariz grande y a todo el mundo le encanta hacérmelo notar, y era cómo: ‘No sé en qué ángulo ponerme’. Afectaba a mi creatividad. No podía serle fiel al personaje porque estaba demasiado preocupada por Sophie”, añadió.

La joven artista incluso llegó a decirle “al equipo de vestuario que apretaran el corsé” del vestuario de su personaje y comenzó a darle vueltas al suicidio.

“Solía pensar mucho en el suicidio. La verdad es que no sé por qué. Quizá solo sea una fascinación extraña que solía tener, pero sí, lo pensaba”, relató, asegurando que jamás intentó nada.

Debido a todo esto, Sophie buscó ayuda en la terapia psicológica donde aprendió la importancia de quererse a sí misma. “Ahora me quiero a mí misma, o más que antes, creo. No pienso que me quiera mucho, pero estoy con alguien que me ayuda a darme cuenta de que tengo ciertas cualidades positivas, supongo”, reconoció haciendo referencia a Joe Jonas, su futuro marido.

“Cuando alguien te dice cada día que te quiere, te hace pensar los motivos por los que te quiere y también quererte un poco más a ti misma. Así que sí, me quiero”, dijo.

Hoy Sophie está embarcada en la promoción de su última película X Men: Dark Phoenix, donde interpreta Jean Grey.

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