VER RESUMEN

Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

La onza de oro troy superó por primera vez en la historia los US$3.700 debido al inminente recorte de tipos de interés de la Fed de Estados Unidos. El metal acumula una revalorización del 40% en 2025 y se espera un recorte de 25 puntos básicos. Además, la independencia de la Fed y la incertidumbre laboral en EEUU influyen en esta tendencia alcista.

La onza de oro troy, activo refugio por antonomasia, ha traspasado este martes por primera vez en su historia el nivel de los US$3.700 ante el inminente recorte de tipos de interés de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos.

Según los datos del mercado consultados por Europa Press, el metal precioso ha marcado un máximo intradía pasadas las 16.00 horas en los US$3.703,07 gracias a una subida del 0,65%, si bien escasos momentos después esa alza se moderaba a la mitad para negociarse el activo en los US$3.690.

En un plano más amplio, el metal dorado acumula una revalorización superior al 40% en lo que va de año y del 23% desde que el pasado 14 de marzo superase por vez primera la cota de los US$3.000.

Sólo en septiembre, la subida se sitúa en torno al 7%.

Racha dorada para el oro

Este impulso del oro se produce en un momento en el que el mercado da por descontado que la Fed, cuya reunión de política monetaria arranca esta tarde y cuyos resultados se conocerán mañana, rebajará los tipos de interés en cuarto de punto, hasta dejarlos en el 4-4,25%.

De hecho, la herramienta FedWatch da a este escenario una probabilidad del 96%, en tanto que un 4% apuesta por un recorte más agresivo, de 50 puntos básicos, y ni se contempla siquiera el supuesto de que se mantengan las tasas de referencia en el 4,25-,4,5%.

Cabe recordar que el oro y el dólar mantienen, según la teoría clásica, una correlación inversa, ya que cuando baja el ‘precio del dinero’ (los tipos de interés) son necesarios más dólares para comprar lingotes, en tanto que una política monetaria dura presiona el precio del metal.

Independencia de la Reserva Federal también presiona al oro

También ha servido de apoyo a lo largo de las últimas semanas para la cotización del oro la tensión en torno a la independencia de la Fed.

Toda vez que este mismo lunes el Senado de EEUU confirmó el nombramiento del principal asesor económico de la Casa Blanca, Stephen Miran, a la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal (Fed) para los cuatro meses restantes de mandato, por lo que podrá participar en la reunión que arranca hoy mismo.

De su lado, el Tribunal Federal de Apelaciones del distrito de Columbia, en Estados Unidos, ha rechazado la solicitud del Gobierno del presidente Donald Trump de permitir el despido de la gobernadora de Fed, Lisa Cook, a la que acusa de fraude hipotecario. Todo apunta, según los analistas, a que el caso se acabará dirimiendo en el Tribunal Supremo.

Lee también...

Trump despidió de manera fulminante a Cook después de que una revisión estadística sobre la creación de empleo en EEUU en los últimos meses arrojase un escenario de fuerte ralentización, lo que ha dado pie en el mercado a que la Fed tendrá que relajar la política monetaria con más ímpetu.

Al hilo de esto, los expertos de Generali han vaticinado que la Fed recortará los tipos hasta en 100 puntos básicos entre septiembre y el primer trimestre de 2026 por la debilidad del mercado laboral y una inflación subyacente PCE que se mantendría por encima del 3%.

Por otra parte, el impulso del oro esta tarde hacia la cota de los US$3.700 se ha producido en un momento en el que el mercado ha conocido que la producción industrial de Estados Unidos en agosto se moderó en tres décimas, lo que también apuntaría a cierta anemia económica y la necesidad de un clima financiero menos restrictivo.

De su lado, los analistas de la firma Mirabaud Wealth Management han recordado que otros catalizadores alcistas del oro en los últimos tiempos provienen del temor a los riesgos inflacionistas y geopolíticos, así como del aumento de las compras a gran escala por parte de los bancos centrales mundiales.