Disparada del precio de la energía, escasez de trabajadores, camioneros, mercancías y ahora de gasolina.

La economía británica se enfrenta a una serie de crisis que podrían frenar la recuperación tras la pandemia y ensombrecer la Navidad.

Logística

Pubs que se quejan por la falta de ciertas cervezas, McDonald’s que se quedan sin batidos, la cadena de restaurantes Nando’s sin pollo o supermercados que carecen de ciertos productos. Los retrasos en los reabastecimientos se acumulan desde hace meses en el Reino Unido.

El problema se atribuye a la escasez de camioneros que afecta a muchos países europeos, principalmente debido a las duras condiciones de trabajo y los salarios poco atractivos.

La pandemia también hizo que muchos camioneros inmigrados regresasen a sus países y retrasó la expedición de decenas de miles de permisos de conducir al cerrar los centros de examen.

Para empeorar las cosas en el Reino Unido, el Brexit obliga ahora a los camioneros europeos a solicitar visados de trabajo, un trámite caro y complicado.

Y aunque el gobierno niega rotundamente el impacto del Brexit, la asociación sectorial del transporte por carretera, RHA, asegura que esta es una de las principales causas del problema.

Energía

Los retrasos en los suministros tomaron un cariz más crítico en la última semana, con una escasez inicial de gasolina en unas pocas decenas de lugares.

La información provocó compras de pánico en todo el país. Como resultado, el lunes, la mayoría de gasolineras se quedaron sin combustible y asediadas por conductores frustrados tras hacer horas de cola.

El martes, los representantes de trabajadores esenciales como médicos y profesores pedían ser prioritarios para repostar.

A esto se suma la disparada de los precios del gas en los mercados mundiales.

El Reino Unido está especialmente afectado porque depende del gas para su mix energético mucho más que otros países.

El aumento de precios ya provocó una serie de quiebras de pequeñas distribuidoras de electricidad y los particulares y las empresas del Reino Unido esperan una fuerte subida de sus facturas este invierno.

Los precios del gas también obligaron indirectamente a algunas fábricas de productos químicos a cesar el trabajo, entre ellas el mayor proveedor de CO2 del país, utilizado en los mataderos y la cadena de refrigeración, agravando las dificultades de una industria alimentaria ya escasa de personal.

Empleo

Además de los camioneros, la escasez de trabajadores afecta a los sectores agroalimentario, turístico, de la restauración y la distribución.

Al mismo tiempo, las ayudas públicas que mantuvieron al mercado laboral con vida durante los confinamientos terminan el 30 de septiembre, pese a que en las últimas semanas cerca de un millón de personas seguían beneficiándose de ellas.

Esto podría provocar un aumento del desempleo pero sin aliviar la escasez de mano de obra, consideran los economistas.

Ante la emergencia, el gobierno de Boris Johnson se resignó a modificar su política migratoria posbrexit y a conceder 10.000 visas de tres meses para camioneros o trabajadores avícolas, pero los sectores afectados temen que estos permisos sean demasiado cortos.

Inflación

Energía, materias primas, salarios más altos para intentar atraer a los trabajadores en los sectores que carecen de mano de obra. Las empresas se enfrentan a una serie de aumentos de costos que trasladan a los consumidores.

Como resultado, la inflación registró una subida récord en el Reino Unido en los 12 meses hasta agosto, a 3,2%, su mayor aumento desde 2012.

El Banco de Inglaterra prevé que la inflación británica aumente “ligeramente” por encima del 4% en el cuarto trimestre, el doble de su objetivo.

Sin embargo, insiste en que el aumento debe ser sólo temporal y no quiere subir los tipos de interés con demasiada rapidez para no cortar de raíz la recuperación.

En opinión de Jonathan Portes, profesor de economía en el Kings College, los nubarrones que se ciernen sobre la economía británica no deberían ser un lastre duradero para la recuperación, pero sí una rémora.

Tras haber resistido bien los últimos meses, la libra comenzó finalmente a debilitarse frente al dólar el martes.