Diversos científicos e investigadores alrededor de todo el mundo se encuentran trabajando para desarrollar una vacuna contra el Covid-19, el cual ya ha dejado más de 250 mil muertos a nivel global.

Es por esto que las esperanzas están puestas en lo que puedan hacer los laboratorios que lucha contra el tiempo para encontrar la cura para el coronavirus. Sin embargo, el camino para alcanzar este objetivo suele ser largo y está lleno de obstáculos que se deben sortear.

Hace algunos días BioBioChile conversó con el Dr. Patricio Manque, inmunólogo y vicerrector de Investigación de la Universidad Mayor, quien se dio el tiempo de explicar los detalles en torno a este largo camino.

“Lo primero que se hace es el trabajo en el laboratorio, para buscar una parte del virus que sea capaz de inducir una respuesta inmune protectora”, comenzó señalando. “Una vez que se encuentra esto en el laboratorio, se pasa a modelos animales donde se verifica que efectivamente hay protección”, agregó.

Posteriormente se hace lo que se llaman ensayos clínicos, “que no duran menos de entre 18 y 24 meses como mínimo”.

“En la fase 1 de estos ensayos clínicos lo que nosotros verificamos es si efectivamente esa vacuna es segura para las personas. Lo que ocurre ahí es que se la suministramos a un grupo muy pequeño de personas y vemos si no desarrollan algún tipo de efecto secundario, o si les provoca algún problema de salud”, detalló el experto.

“Si eso está correcto pasamos a la fase 2, en donde lo que uno hace es vacunar a un grupo mayor de personas y verificar si efectivamente existe protección contra la infección”, puntualizó.

Finalmente se pasa a lo que llaman fase 3, “en dónde se administra la misma vacuna, pero ahora en un grupo muy masivo de personas, unas 10 mil por ejemplo o más, y ahí se utilizan una serie de herramientas de estadísticas de doble ciego, entonces se vacuna a un grupo con la vacuna y se vacuna a otro grupo sin la vacuna con algo que se denomina placebo, y ahí verificamos si efectivamente hay protección”.

“Si la gente no se enferma, o tiene una enfermedad que es bastante más leve, lo que se hace es solicitar los permisos y la vacuna ya puede ser utilizada entre las personas”, mencionó.

Al respecto, desde BBC Mundo indican que en condiciones normales una vacuna puede tardar entre 5 a 20 años en ser aprobada.

A modo de ejemplo, la vacuna para el ébola tardó más de 16 años desde su creación hasta su aprobación. Sin embargo, es por la urgencia que se vive actualmente que los laboratorios trabajan utilizando todos sus recursos para poder desarrollar la vacuna en el menor tiempo posible, sin descuidar -obviamente- la seguridad.

De hecho, la farmacéutica Janssen ya anunció que espera tener la vacuna contra el Covid-19 para el primer semestre de 2021.

¿Y qué hace ilusionar a los expertos de que podremos tener una vacuna antes de lo habitual?

El médico inmunólogo Joaquín Madrenas, director científico del Instituto Lundquist, afiliado a la Escuela de Medicina de la Universidad de California en Los Ángeles, señaló al citado medio que “estamos en una situación única en la que la gente está dispuesta a trabajar de manera colaborativa para lograr la vacuna”.

“Soy optimista”, enfatizó, agregando que quienes intentan desarrollar la vacuna pueden aprovechar lo que ya saben de otros coronavirus. En ese contexto, más de 40 países y donantes se han comprometido a ayudar al desarrollo de una vacuna.

En tanto, la Comisión Europea informó recientemente que recolectará más de 8.000 millones de dólares para ayudar al desarrollo de una vacuna.

Pero incluso si dejamos a un lado los fondos que se han inyectado para estas investigaciones, el doctor Madrenas sostiene que los resultados preliminares que hasta ahora se han conocido lo llevan a pensar que lograr una vacuna “es una posibilidad muy viable”.

“No tengo una respuesta definitiva, pero los estudios son prometedores”, zanjó.