Esta fue la primera vez que el James Webb detecta moléculas complejas en el llamado "universo temprano".

Un estudio realizado con el Telescopio Espacial James Webb (JWST) detectó las moléculas orgánicas más distantes jamás observadas, demostrando una vez más el alcance de este poderoso instrumento.

Allí participaron además dos astrónomos chilenos, Manuel Aravena y Manuel Solimano, de la Universidad Diego Portales y del Centro de Excelencia en Astrofísica CATA, respectivamente.

La investigación observó una galaxia ubicada a más de 12 mil millones de años luz. Esto significa que la luz que detectó el telescopio comenzó su viaje por el espacio cuando el Universo tenía menos de 1.500 millones de años. Sólo el 10% de su edad actual.

Fue allí que pudieron captarse moléculas similares al humo, hollín y smog, que conocemos de la Tierra, pero en este contexto podrían tener que ver con la formación de nuevas estrellas y sistemas solares, o no.

Las moléculas del “universo temprano” vistas por el James Webb

Si bien son datos que se encuentran a miles de millones de años luz de distancia, el James Webb pudo observarlos con ayuda de un “lente gravitacional”, un fenómeno espacial que “actúa como un telescopio natural, amplificando la imagen y permitiendo ver estructuras en el universo distante que sería imposible de ver de otra forma”, explica Manuel Aravena en un comunicado del CATA.

“Este efecto, unido a la sensibilidad única del telescopio Webb, nos ha permitido ver de manera nunca antes vista los componentes de moléculas orgánicas en una galaxia en el universo temprano”, agrega.

Justin Spilker de la Universidad de Texas A&M, quien lideró el estudio, comentó que las moléculas encontradas podrían ser “una buena señal de que se estaban formando nuevas estrellas. Dondequiera que vieras estas moléculas, las estrellas bebés también estaban allí resplandeciendo”, según teorizan los astrónomos.

Sin embargo, Manuel Solimano, del CATA, apunta a que esta hipótesis podría ser derribada. “Los datos en alta definición del Webb nos muestran que hay lugares donde se detectan estas moléculas orgánicas que no están asociados a formación estelar y viceversa. Esto implica una desconexión entre esas moléculas y la formación estelar”, dice.

“El telescopio Webb fue diseñado específicamente para descifrar cómo las galaxias se formaron cuando el universo tenía casi un 10% de su edad actual. Este descubrimiento abre nuevas puertas para el entendimiento de la formación galáctica a través de identificación de moléculas orgánicas”, completó por su parte Aravena.

El estudio fue publicado en la revista Nature y de él también fueron parte la astrónoma del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, Jane Rigby; el profesor de la Universidad de Illinois, Joaquín Vieira; y docenas de astrónomos de todo el mundo.

Además, fue la primera vez que el James Webb detecta moléculas complejas en el llamado “universo temprano”.

“¿Detectar humo en una galaxia al principio de la historia del universo? Webb hace que esto parezca fácil. Ahora que hemos demostrado que esto es posible por primera vez, esperamos tratar de entender si es realmente cierto que donde hay humo, hay fuego.”, añade Spilker.

Tal vez incluso podamos encontrar galaxias que son tan jóvenes que moléculas complejas como estas aún no han tenido tiempo de formarse en el vacío del espacio, por lo que las galaxias son todo fuego y nada de humo. La única forma de saberlo con certeza es mirar más galaxias, con suerte incluso más lejos que ésta”, concluye.